La jornada, 01 de agosto de 2006
México, DF, a 2 de diciembre de 2006. El día de ayer, protegido por los militares, Felipe Calderón tomó posesión como presidente de la República en el Campo Militar número Uno en esta ciudad. La ceremonia, que debió realizarse en el Palacio Legislativo de San Lázaro, tuvo que trasladarse a las instalaciones castrenses porque, desde hace más de dos días, una multitud de enardecidos ciudadanos provenientes de todos los rincones del país se apostó en las inmediaciones del inmueble, impidiendo el paso de personas y vehículos.
Para llegar al campo militar, los legisladores y un selecto grupo de invitados fueron trasladados en helicóptero desde distintos puntos de la ciudad, a los que arribaron después de pasar a través de severos controles policiales. Varios diputados opositores, conocidos por su participación en las acciones de resistencia civil convocadas por la coalición Por el Bien de Todos, denunciaron que la fuerza pública impidió su llegada a la reunión pretextando que no se encontraban en las listas oficiales. Otros más fueron minuciosamente revisados para evitar que introdujeran a la reunión mantas de protesta.
Desde el 30 de noviembre la Policía Federal Preventiva (PFP) y el Estado Mayor Presidencial acordonaron las zonas aledañas a Los Pinos y las exclusivas zonas residenciales de las Lomas y Polanco. La utilización del Palacio de Bellas Artes y el Auditorio Nacional como sedes alternas del Congreso de la Unión debió cancelarse ante el temor de que grupos de manifestantes bloquearan el acceso a los edificios.
No es la primera ocasión en que la realización de un acto oficial debe cambiar de sede. El pasado 1º de septiembre, fecha de instalación del Congreso de la Unión y del sexto Informe presidencial de Vicente Fox, los nuevos diputados y senadores debieron reunirse de último momento en el Auditorio Nacional ante la imposibilidad de llegar a San Lázaro. En esa ocasión, en un hecho inusitado en la historia moderna de México, el mandatario rompió con el protocolo establecido y, en vez de presentarse a la sesión, envió a los legisladores su informe para que lo analizaran y discutieran. Simultáneamente dirigió un mensaje a la nación desde la residencia oficial de Los Pinos, alertando contra la inestabilidad que sacude el país y la necesidad de restaurar el orden público...