Antonio Palós Palma: El médico republicano

La Jornada, 05 de enero de 2010

Antonio José Palós Palma fue un doctor muy peculiar. Mayor médico del Ejército Republicano, egresado de la Universidad de Salamanca, peleó en España contra el golpe de Estado de Francisco Franco, realizó estudios militares en la Unión Soviética, se asiló en México, pasó por Cuba, vivió y ejerció su profesión en Atoyac de Álvarez, Guerrero, colaboró con la guerrilla de Lucio Cabañas y terminó sus días en Venezuela. Ejercía con determinación. A él no tan fácilmente se le moría un paciente de urgencia. Estabilizaba y salvaba a los heridos.

El también médico Salomón García, recolector de historias y del habla guerrerense, recuerda que en cierta ocasión le trajeron a Palós un paciente con un cuchillo clavado en el pecho, cerca del corazón. El exilado, que guardaba siempre una pistola para lo que se ofreciera, en esa ocasión la usó para distraer al moribundo. El herido se desangraba en la cama de tratamiento y ya casi entraba en estado de choque cuando el cirujano, con una mano tomó el cuchillo en posición para extraerlo y con la otra sacó su pistola con el tiro en la recámara. Sin miramientos amenazó al apuñalado: “Ya no te puedo ayudar, creo que te vas morir –le dijo, mientras le apuntaba con el arma de fuego al pecho. Es más –añadió– te voy a disparar un balazo de una vez para que ya no sufras más...” Aterrado con las palabras del galeno, el campesino lesionado se desconcertó. En ese momento el doctor tratante sacó el puñal clavado en la región precordial. Paró la hemorragia, hizo desinfección y le salvó la vida.

Alto, rubio, rollizo, inteligente, gruñón, malhumorado y gritón, tenía heridas de bala en ambos brazos y en una pierna. Desidor Silva, alias ElNegris, su ahijado de graduación de la secundaria, colaborador también de la guerrilla de Lucio, recuerda que el médico le enseñaba orgulloso sus trofeos de guerra, sus medallas obtenidas en el campo de batalla. Estaba todo agujereado, como coladera de baño público. Era un gran tirador. Lanzaba al aire las monedas de 50 centavos y les daba en el mero centro, tirando con pistola.

Cuando el 18 de mayo de 1967, la Policía Judicial de Guerrero disolvió a sangre y fuego una manifestación pacífica convocada por Lucio Cabañas en la Plaza Cívica de Atoyac, Palós Palma fue el único médico que acudió a atender a los heridos...