La Jornada, 11 de abril de 2017
La banda sonaba a todo volumen en Uruapan, pero igual la multitud gritaba más fuerte que la música: ¡Fuera Silvano! ¡Fuera Silvano! ¡Asesino! ¡Asesino! Así recibieron el pasado sábado 8 de marzo al gobernador de Michoacán, en el inicio del desfile del tradicional Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos.
Indignados, los cargueros y ex cargueros del concejo de Kurhikuaeri K’uinchekua consideraron al mandatario persona no grata para los pueblos originarios del estado. Le recriminan las agresiones contra las comunidades indígenas de Arantepacua y Caltzontzin.
Caltzontzin, en el municipio michoacano de Uruapan, es una comunidad purépecha nacida de la migración forzada de los habitantes de San Salvador Kumbutzio, como resultado del surgimiento del volcán Paricutín en 1943. Sus pobladores tienen serios problemas con las autoridades municipales que pretenden realizar obras en terrenos que el pueblo usa para celebrar una feria del aguacate.
En un primer momento, el ayuntamiento construyó allí una clínica de salud sin consultar a los comuneros. Ya encarrerado, se siguió de frente para levantar unas oficinas de enlace con el gobierno del estado.
Para solucionar el problema, los pobladores buscaron una y otra vez entrevistarse con el gobernador Silvano Aureoles. Nunca les hizo caso. Tomaron entonces la carretera y la vía de ferrocarril, y buscaron abrir negociaciones.
La respuesta gubernamental no se hizo esperar. En lugar de conceder la audiencia, el 25 de febrero dos helicópteros lanzaron gases lacrimógenos sobre los hogares de los comuneros. Más de mil policías entraron al pueblo con lujo de violencia, realizaron cateos ilegales y robaron pertenencias de los pobladores. Fueron golpeadas decenas de personas y detenidas 17.
Poco más de una semana después, el 5 de abril, a 37 kilómetros de distancia de allí, en Arantepacua, municipio de Nahuatzen, la policía de Michoacán, la policía ministerial del estado y fuerzas federales atacaron a mansalva a la comunidad, con un vehículo blindado, conocido como rinoceronte, por delante.
Asesinaron a tiros a cuatro personas (una de ellas un menor de 15 años), golpearon salvajemente a decenas más y aprehendieron a 18 comuneros, además de los 38 que había apresado apenas un día antes. Los acusaron de delitos fabricados. Como en Nochixtlán, falsamente declararon que el pueblo los había emboscado.
Arantepacua es una comunidad donde 81 por ciento de sus 2 mil 500 habitantes se encuentran en situación de pobreza. Se dedican a fabricar muebles de madera y a labores agrícolas...