Ayotzinapa: con V de Vendetta

La Jornada, 04 de noviembre de 2014

En cada marcha para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, cientos de jóvenes participan cubriendo su rostro con estilizadas máscaras blancas con sonrisa, bigote y barba puntiaguda. La careta reproduce la utilizada por el revolucionario inglés del siglo XVII Guido Fawkes. Los hackers de Anonymous la han hecho célebre en muchos países.

En un claro ejemplo de cómo la realidad imita al arte, el uso de este antifaz tiene origen en la película V de Vendetta (o V de Venganza en Hispanoamérica), elaborada a partir de una historieta gráfica del mismo nombre y con la inspiración de otro filme memorable: La batalla de Argel. En ella, V, un audaz activista solitario –que en el cómic se inspira en el revolucionario británico Guido Fawkes (1570-1606)– se propone combatir contra el gobierno fascista de Gran Bretaña.

Adoptada por muchos movimientos antisistémicos, la máscara se ha convertido en un icono de la cultura de los indignados, en un símbolo que representa la rebelión frente a un poder despótico y la avaricia corporativa. Quien la usa oculta su identidad en ella al tiempo que rubrica su pertenencia a un colectivo.

En un momento central de la película V anuncia al pueblo londinense: Si ven lo mismo que yo, si sienten lo mismo, y si quieren buscar lo mismo que yo, les pido que se paren junto a mí en un año afuera del Parlamento y juntos les daremos un 5 de noviembre que nunca jamás se olvidará. La película finaliza con una escena en la que la multitud desarmada, ataviada con la careta, marcha un 5 de noviembre con la intención de destruir el Parlamento.

Mañana, 5 de noviembre, cientos de miles de personas se manifestarán prácticamente en todo el país. No van a destruir Parlamento alguno, van a exigir justicia. Como lo han hecho en el pasado, según dan cuenta las notas de Emir Olivares, muchas llevarán la máscara de Guido Fawkes, otros palestinas y muchas más el rostro descubierto. Cargarán las fotos de los 43 normalistas de Ayotzinapa detenidos y desaparecidos por la policía. Con la llama de la indignación y de la rabia dentro de sí, como el pueblo de V de Vendetta, harán una demostración que jamás se olvidará y que cimbrará los cimientos de los poderes.

En la hora de la tragedia de Ayotzinapa, el tiempo se le agota al presidente Enrique Peña Nieto. Escondido, la autoridad se le escabulle como agua a través de los dedos de las manos. Carente de estrategia para enfrentar la tragedia, limitado a maniobrar para evitar que la justicia internacional caiga sobre el Estado, busca detener las manecillas del reloj a la espera de un milagro, y ve cómo esa V está cada vez más cerca de Los Pinos...