La jornada, 18 de febrero de 2003
El destino final del nuevo movimiento campesino en formación es incierto. La naturaleza desigual de las fuerzas que lo integran, el malestar profundo, pero aún desorganizado de la sociedad rural, la vacilante actitud del gobierno federal ante la negociación y la inminencia de elecciones en todo el país empujan la frágil convergencia hacia derroteros inesperados.
El nuevo ciclo de lucha agraria arrancó el pasado 2de diciembre con la protesta de la UNORCA en la ciudad de México y con la elaboración, por parte de 12 organizaciones campesinas, de las Seis propuestas para la salvación y revalorización del campo mexicano. Le siguió, un día después, una manifestación de5 mil campesinos del movimiento El campo no aguanta más, que marchó del monumento a la Revolución a la Sagarpa, pasando por la embajada de Estados Unidos, donde exigió la moratoria al capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio (TLC) como parte de la Semana nacional por la salvación del campo.
El interlocutor principal de esas movilizaciones fue el Congreso de la Unión y su objetivo central fue buscar influir en el presupuesto destinado al campo y reabrir la negociación del tratado. La presión campesina tuvo éxito al conseguir que el monto de recursos destinados al campo se ampliara, pero no en forzar al Senado a asumir la defensa de los intereses nacionales. Por presiones de la embajada estadunidense el Legislativo -incluidos los senadores del PRD- se negó a quitarle un punto o una coma al acuerdo comercial.
No es la primera vez que un grupo de organizaciones de productores rurales cabildea ante la Cámara de Diputados para modificar el presupuesto. Desde hace cinco años, la UNORCA y cuatro redes nacionales (ANEC, CNOC, AMUCSS y MOCAF) lo hicieron. Lo novedoso en esta ocasión fue que al proceso se sumaron siete nuevas organizaciones que, en vez de presentar pliegos petitorios con demandas particulares, elaboraron propuestas generales para el agro, y que las peticiones fueron acompañadas de la toma de calles.
Después vendrían la contraproducente y torpe entrada a caballo de El Barzón a la Cámara de Diputados, la huelga de hambre y latomadel puente internacional de Ciudad Juárez el primero de enero, y el ayuno de varios dirigentes nacionales de UNORCA, del 6 al 15 de enero en el Angel de la Independencia. Ambos ayunos buscaron sensibilizar e impactar a la sociedad civil.
Estas movilizaciones tuvieron como telón de fondo varios elementos que las alimentaron o condicionaron: la caída de la rentabilidad agropecuaria y el deterioro generalizado de los ingresos y niveles de vida de los pobladores del campo. Más de dos años de protestas campesinas regionales en todos los estados y sectores productivos, que en ocasiones encontraron resonancia en la Cámara de Diputados. La crisis y disputa por la conducción de la CNC entre el madracismo y el labastidismo. Y un déficit de representación parlamentaria de la mayoría de los dirigentes campesinos tradicionales en los partidos políticos con registro...