La jornada, 20 de abril de 2004
En la estrategia gubernamental contra el ELZN, el municipio de Zinacantán puede convertirse en un nuevo Chenalhó. La terrible historia vivida en Chiapas durante 1997 y 1998 amenaza con repetirse durante este año.
Chenalhó y Zinacantán son dos importantes municipios de los Altos de Chiapas, ambos mayoritariamente indígenas. Chenalhó fue, en 1997, el territorio modelo para que el gobierno aplicara su política contrainsurgente. Zinacantán es el espacio para experimentar nuevas variedades de esa estrategia en 2004.
El pasado 10 de abril una marcha pacífica de 4 mil bases de apoyo rebeldes en Zinacantán, que pretendía llevar agua a comunidades zapatistas asediadas por las autoridades municipales y los caciques perredistas, fue emboscada con armas de fuego, machetes, piedras y palos. El saldo fue de 35 heridos, algunos de gravedad.
Además 484 indígenas fueron desplazados de sus localidades, por temor a nuevas agresiones. Sus hogares fueron destruidos y no hay condiciones de seguridad para su retorno. Es la primera ocasión en que una movilización de estas características es atacada de esta manera.
La agresión no fue un hecho accidental, sino programado. La violencia no surgió de una protesta que desbordó a sus organizadores, sino de la acción deliberada del PRD en el municipio. El objetivo de quienes la provocaron era romper la resistencia zapatista en el municipio y contener la influencia de la junta de buen gobierno.
El diferendo entre perredistas y zapatistas no es producto de un problema social ni de "los usos y costumbres", sino una cuestión política. Hay allí una disputa por el poder y por el territorio entre una fuerza que representa el viejo orden y comunidades organizadas autónomamente que lo resisten. El ayuntamiento del sol azteca cortó el suministro de agua potable a los poblados rebeldes para tratar de someterlos a su hegemonía.
El Zinacantán de hoy recuerda al Chenalhó de hace siete años. Durante 1997 este municipio fue escenario de una fuerte disputa entre los zapatistas y los caciques locales del PRI incorporados a acciones de contrainsurgencia. El gobierno echó a andar allí una sofisticada estrategia de guerra para contener la expansión rebelde en los Altos.
Utilizando conflictos comunitarios ancestrales y la dinámica social tradicional auspició la formación de grupos paramilitares y un éxodo masivo de bases de apoyo y grupos de la sociedad civil. Más de 10 mil desplazados tuvieron que refugiarse en Polhó. El 22 de diciembre de 1997, los paramilitares ejecutaron una matanza "ejemplar" en el campo de refugiados de Acteal...