Cideci y la resistencia indígena

La Jornada, 26 de octubre de 2010

Llegaron altaneros y con amenazas a bordo de un vehículo con el logotipo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Se presentaron a las afueras del Centro Indígena de Capacitación Integral Fray Bartolomé de Las Casas AC-Universidad de la Tierra Chiapas (Cideci-Unitierra Chiapas) para entregar un documento judicial. Eran dos hombres y una mujer. Uno mostró una credencial que lo acreditaba como miembro del personal del juzgado federal cuarto de distrito de Tuxtla. Dijo que iban a entregar un requerimiento porque el centro educativo tiene un adeudo de mucho dinero con la paraestatal.

Un día más tarde, dos camionetas más de la empresa de clase mundial volvieron allegar a la institución pedagógica. Sus integrantes exigieron agresivamente entrar en las instalaciones para hacer la lectura de los medidores.

El hecho puede parecer insignificante, apenas un incidente más de los muchos que hay cotidianamente en el país, y más aún en Chiapas, entre usuarios de la red eléctrica y la CFE. No lo es, sin embargo, por dos razones centrales. Primero, porque Cideci-Uniterra tiene tiempo de no estar conectada a la red eléctrica. Ellos mismos generan en sus instalaciones la electricidad que consumen. Segundo, porque el centro educativo es uno de los baluartes de la resistencia indígena en Chiapas, uno de los espacios en los que la sociedad civil internacional se ha encontrado en diversos momentos con los zapatistas.

Cideci-Unitierra Chiapas es tanto una institución educativa ejemplar como un terreno de reconstitución indígena privilegiado. Es una comunidad de comunidades indias, un espacio abierto para compartir saberes, aprendizajes y estudios, adonde acuden jóvenes, mujeres y hombres de diferentes comunidades indígenas. Nació en 1989, bajo el auspicio de don Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal.

Sus instalaciones en el municipio de San Juan Chamula parecen de otro mundo. Salones de clase, bibliotecas, talleres, auditorios, granjas, plantas eléctricas, dormitorios, cocina y cafetería semejan una misión. En su interior reinan un orden y un aseo poco frecuentes en los proyectos de promoción popular. La sencillez y la elegancia de su arquitectura le dan al centro una dignidad impresionante.

El Cideci ha instaurado convenios académicos con la Universidad de Santo Tomás, en Bogotá, Colombia. Funciona como centro universitario de educación abierta y a distancia para jóvenes indígenas que tienen cumplimentada su educación media superior, aunque está abierto para todos aquellos adultos que quieran iniciar o completar sus estudios universitarios o que quieran tener otra carrera. Es un espacio de educación intercultural no formal...