CNI y EZLN: unidos contra el despojo

La Jornada, 12 de agosto de 2014

Prácticamente cada mes se celebran encuentros de organizaciones populares en los más recónditos rincones del país. En ellos se busca enfrentar el despojo de sus predios, territorios y recursos naturales, a manos de empresas petroleras, mineras, eólicas, refresqueras, turísticas y constructoras. También de gobiernos municipales, estatales y del federal.

La aprobación de las leyes de hidrocarburos y la ocupación temporal de tierras han multiplicado las señales de alarma en el mundo rural y de asambleas para enfrentarlos. Al viejo expolio que han sufrido comunidades y núcleos agrarios se le sumarán nuevos agravios, los que se serán justificados en nombre de la modernización energética del país.

Esos encuentros y reuniones son como las pequeñas burbujas que se forman cuando el agua está a punto de hervir. Son un indicador del creciente malestar que existe entre indígenas y campesinos. Son momentos en los que se intercambia información, se analizan respuestas y se cambia el sentido común imperante. Son lugares en los que lo que se cree son problemas particulares se muestran como colectivos.

Muchos de estos encuentros tienen vida efímera. Por más que sus promotores se propongan darles continuidad, sus afanes tienen fecha de caducidad. Otros, en cambio, son parteaguas de procesos organizativos de más largo aliento. Por más modestos que parezcan, se convierten en hechos fundacionales de convergencias de largo aliento. Ese es el caso de la primera Compartición de Pueblos Originarios de México con Pueblos Zapatistas, celebrada en La Realidad, en Chiapas.

En esta primera compartición se reunieron, en territorio rebelde, representantes de 28 pueblos, tribus, comunidades y organizaciones indígenas de casi todo el país con el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Allí, además de expresar su solidaridad incondicional con el pueblo palestino víctima de la agresión del Estado de Israel, se dibujó una cartografía de la resistencia de los pueblos originarios ante el despojo y la devastación neoliberal y se hizo un dramático recuento de sus muertos y asesinados. Esa sangre, esas vidas, esas luchas, esa historia son la esencia de nuestra resistencia y de nuestra rebeldía en contra de quienes nos matan; en la vida y en la lucha de nuestros pueblos ellos viven, señalaron los delegados.

Quienes asistieron a la compartición se reunieron con un objetivo central: enfrentar la expoliación y el pillaje contra sus tierras, en las que ven sus raíces. El despojo de lo que somos como pueblos originarios es el dolor que nos reúne en el espíritu de la lucha, explicaron...