De Génova a Chiapas

La Jornada, 11 de septiembre de 2001

Ser víctimas de una globalización que crea nuevos excluidos y erosiona los derechos sociales, conquistados durante décadas de lucha, convierte a los ciudadanos en consumidores y aleja a los gobernantes de la población, lo cual ha provocado el surgimiento de un nuevo actor político.

Las jornadas de protesta en Génova, Italia, de 19, 20 y 21 de julio en contra de la realización de la cumbre del G-8, estimularon el debate y la organización de la izquierda social italiana y fueron un punto de inflexión en su desarrollo.

Al calor de esta reanimación se ha reagrupado y redefinido la solidaridad con la lucha zapatista. Este 8 y 9 de septiembre, en Marina de Massa, ciudad de la región de Toscana, se reunieron 130 activistas de las redes de apoyo a Chiapas para intercambiar puntos de vista en torno a la nueva situación que se vive en México y para acordar una línea de acción común.

El movimiento frente a la globalización en Italia mostró una impresionante capacidad de convocatoria. En Génova marcharon más de 300 mil personas. Días después, grandes multitudes tomaron las calles de las principales ciudades del país donde nació Antonio Gramsci para expresar su indignación ante la represión gubernamental.

Durante todo este tiempo se ha discutido con gran intensidad el futuro de la lucha contra la globalización neoliberal, el papel que juega la desobediencia civil y las tácticas de Black Block (red de grupos de afinidad anarquista que practica la violencia selectiva en contra de los símbolos de la gran propiedad privada), la función de los partidos políticos y las tácticas para enfrentar al gobierno de Berlusconi. En lo inmediato se debate qué hacer en la próxima reunión de la OTAN, que se efectuará en Nápoles a finales de este mes.

En varias regiones, la convergencia que coordinó las protestas, el Foro Social de Génova, se ha transformado en una plataforma de acción política local unificada. Un profundo cambio en las identidades de los globalizados europeos está en marcha. La percepción de ser víctimas de una globalización que crea nuevos excluidos y erosiona los derechos sociales, conquistados durante décadas de lucha, convierte a los ciudadanos en consumidores y aleja a los gobernantes de la población, lo cual ha provocado el surgimiento de un nuevo actor político...