De nota roja

La Jornada, 26 de junio de 2001

El dirigente campesino Aureliano Estrada tenía 45 años y tres hijos cuando fue asesinado el pasado lunes 18 de junio a las seis de la tarde en Tecuala, Nayarit. Dos hombres armados entraron al restaurante donde comía con sus compañeros -Armando López, de 32 años y padre de una niña de diez días de nacida, y Sergio Magdaleno, de 30 años y soltero-, se dirigieron a la mesa de Aureliano y , sin mediar discusión alguna, les dispararon a mansalva. Ninguno de los tres sobrevivió.

Aureliano no era un político ni pertenecía a partido alguno. Tampoco era un líder agrario tradicional ni trabajaba dentro de organizaciones rurales oficialistas. No se dedicaba a hacer negocios particulares ni a actividades ilícitas. Era, sí, presidente de la Unión de Crédito del Norte de Nayarit, presidente también del Consejo de Administración de la Integradora Nayarita de Organizaciones de Productores de Frijol y directivo del Consejo Mexicano del Frijol, asociaciones integrantes de la AMUCSS y la ANEC.

Estrada no fue asesinado en un pleito de cantina, en un ajuste de cuentas del narcotráfico o en una rencilla interna. Su muerte se debió a otras razones. En su trabajo organizativo para defender a los productores de frijol se hizo de enemigos poderosos. Afectó los intereses de acaparadores, coyotes y de caciques de varios estados de la República. Muy probablemente su eliminación fue planeada y ejecutada por alguno de ellos.

La biografía de Aureliano tiene muchos elementos en común con la trayectoria de toda una generación de nuevos dirigentes rurales. Hijo de una familia de campesinos de Tecuala, Nayarit, estudió para ingeniero agrónomo y, junto con su esposa y compañera de estudios, laboró como técnico en la Cooperativa Tosepan Tiataniske de Cuetzalan, Puebla. Años más tarde regresó a su estado natal a trabajar en la construcción de una unión de crédito, de la que fue primero técnico, después gerente, y más recientemente presidente del Consejo de Administración.

En la Unión de Crédito vio que los campesinos no podían pagar los créditos que les otorgaban, entre otras cosas, por la pérdida de rentabilidad derivada de los problemas de la comercialización. Con la apertura comercial, la desaparición de precios de garantía del frijol y la supresión de Conasupo, los productores del estado (y de todo el país) entraron en una crisis de precios catastrófica (2 pesos a dos pesos con 50 centavos por kilo en 1998).

Aureliano se involucró en la organización comercial de los pequeños productores de la leguminosa y en la búsqueda de nuevos esquemas de comercialización a partir de la administración de la oferta, vía la organización de productores. Por ello, impulsó la formación de Bodegas Rurales de Nayarit y de la SPR Cora Nay, como instrumentos campesinos para compactar la oferta y la comercialización organizada de frijol...