El naufragio

La jornada, 08 de julio de 2003

El proyecto del gobierno del cambio naufragó. No le sirvió de nada la transmisión de un millón 800 mil espots durante los últimos cinco meses, ni la campaña de su partido, pidiendo quitar el freno al cambio. No pudo capitalizar la campaña de la cúpula eclesiástica para orientar el voto de la feligresía en favor del blanquiazul. El PAN perdió más de 50 diputados, la gobernación de Nuevo León, cinco delegaciones en el Distrito Federal y municipios claves como Monterrey. El resultado final, por donde se le vea, es un desastre para el Presidente y su partido.

Sin embargo, a pesar de las evidencias, unos y otros han tratado de negar la realidad. Vicente Fox rechazó que las elecciones hubieran impactado el efecto Fox porque, según él, "no estuve en la elección, yo estaba trabajando para el país." Ramón Muñoz, jefe de la Oficina de la Presidencia para la Innovación Gubernamental, descartó con muy poca imaginación que los comicios representen para Acción Nacional un referéndum o un plebiscito. Y, en la versión blanquiazul de "ni nos beneficia, ni nos perjudica, sino todo lo contrario", el dirigente nacional del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, dijo que el resultado "no es retroceso ni avance".

Pero los resultados electorales muestran que a la mitad del sexenio, Fox es un mandatario agotado, sin más horizonte que el de terminar sin grandes sobresaltos su mandato. Muchos de sus más importantes aliados lo han abandonado. ¿De qué otra manera si no puede interpretarse el apoyo que la poderosa burguesía regiomontana dio al PRI? Su futuro político es gris. Si durante los primeros años de su administración, con enorme legitimidad y popularidad, el jefe del Ejecutivo fue incapaz de sacar adelante sus principales iniciativas políticas, en lo que resta de su gobierno, sin mayoría parlamentaria y con el enorme descalabro sufrido, llevar a buen término las reformas constitucionales que ha propuesto se antoja una misión imposible.

Además, no parece haber en su gobierno deseo alguno de cambiar el rumbo. En el triunfalista balance que hizo de su gestión en el marco de la celebración del tercer aniversario de su triunfo electoral no hubo espacio alguno para la autocrítica. Entrevistado por la televisión el Presidente aseguró que "no está previsto nada de cambios en el gabinete."

Pero, aunque quisiera dar un golpe de timón a la conducción del país y emprender modificaciones de fondo a su política, no podría hacerlo. Su tiempo ya pasó, su fuerza declina. El enorme abstencionismo y el casi millón de votos anulados en las urnas son una señal de desencanto no sólo con el conjunto de los partidos, sino con el gobierno que ofreció el cambio y no cumplió. Vicente Fox no cuenta ya con el respaldo que necesitaría para promover una Reforma del Estado.

Para sobrevivir al naufragio el Mandatario quiere amarrar compromisos con las otras fuerzas políticas. Según él los resultados electorales son un mensaje que indica "que debemos de encontrar los consensos a través de acuerdos." El dirigente de su partido sostiene lo mismo...