La Jornada, 20 de abril de 2010
Cuando Felipe Calderón comenzó su discurso para dar el banderazo de salida a la prueba Enlace, preguntó a los niños de la escuela primaria Canadá si estaban listos para la prueba. “Nooo…”, respondieron los jóvenes. Lo mismo han dicho miles de maestros en todo el país.
Se ha presentado la prueba Enlace antela opinión pública como un instrumento moderno para evaluar el sistema educativo nacional. No lo es. Por el contrario, se trata de una herramienta contraproducente para promover una educación de calidad.
El lunes 19 de abril comenzó su aplicación en educación básica. Se trata de una prueba del Sistema Educativo Nacional que se lleva a cabo en planteles públicos y privados del país. La palabra es el acrónimo de Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares.
Se aplicará a niñas y niños de tercero a sexto de primaria, así como a jóvenes de primero, segundo y tercero de secundaria. Se evaluarán las asignaturas de español, matemáticas e historia.
En educación media superior presentarán el examen los alumnos que cursan el último grado de bachillerato para evaluar conocimientos y habilidades básicas adquiridas a lo largo de la trayectoria escolar que les permitan usar apropiadamente la lengua y las matemáticas.
A partir de los resultados de la evaluación en las escuelas públicas se entregan estímulos económicos a maestros y directores de los planteles. El Programa de Estímulos a la Calidad Docente destina 900 millones de pesos a este fin.
La prueba responsabiliza exclusivamente a los maestros de los resultados educativos. “Los profesores cuyos estudiantes muestren bajo rendimiento en la prueba Enlace –dice el follero de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE)– deberán tomar cursos especialmente orientados.”
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no participará en la evaluación nacional. Que la máxima casa de estudios no tenga interés en que la prueba Enlace se aplique entre sus alumnos y sea la propia institución la que se evalúa a sí misma es un hecho que no puede pasar inadvertido.
Entre otros muchos, uno de los problemas que enfrentarán 2.5 millones de niños que cursan sexto de primaria al ser evaluados es que no cuentan con un libro completo de historia de México. El material que se utiliza en clases está lleno de graves errores e imperfecciones. Épocas como la Conquista y la Colonia fueron mutiladas de los contenidos...