La jornada, 08 de octubre de 2002
Han dejado de brillar. Diezmadas por políticas públicas como Pronasol y la incorporación de sus dirigentes a partidos políticos o puestos de representación popular, las grandes organizaciones sociales urbanas y rurales que desempeñaron un papel clave en el desmantelamiento del corporativismo oficial, hace 20 años, viven hoy su nadir. En su lugar ha surgido un nuevo tejido asociativo local de gran vitalidad, pero poco impacto nacional. Son la nueva área de "política informal".
La mayoría de los movimientos urbano populares formados durante los últimos años de la década de los 70 y los 80 han sido absorbidos por el PRD y el PT. Aunque sigan existiendo formalmente, su lógica de funcionamiento responde más a los ritmos y necesidades de la vida partidaria que a los requerimientos de una asociación de ciudadanos para la defensa de sus intereses inmediatos.
Resolvieron parcialmente la exclusión social y política en la que vivían sus afiliados integrándose a las reglas del juego político tradicional y, en muchos casos, a la administración pública. No es un juicio de valor sino la descripción de un hecho: sus dirigentes son o han sido regidores, alcaldes, diputados y funcionarios de partidos o de gobiernos locales. Son parte de las nuevas elites políticas. Desde esos espacios gestionan las demandas de sus socios, usualmente con honradez, pero no cambian las instituciones.
Hace unos años eran organizaciones sociopolíticas que aspiraban a transformar el país, laboratorios donde se anticipaba la sociedad del futuro, escuelas de democracia de base. Hoy son corrientes dentro de partidos de izquierda que agrupan clientelas electorales leales, las cuales aspiran a ocupar posiciones de poder y se comportan como grupos de presión.
Algo similar ocurrió con muchas de las organizaciones campesinas nacidas en los 70 en la lucha por la tierra o la apropiación del proceso productivo. La fiebre que despertó incursionar en la disputa por los puestos de elección popular propició su división y fragmentación.
Su decisión original de no participar en la lucha electoral fue cancelada después de 1988. Su proyecto de hacer política "desde abajo" se esfumó. La mayoría intentó ganar un espacio dentro del PRD, aunque otras se aliaron al PT. Varios de sus líderes fueron electos diputados, pero no tuvieron influencia en las decisiones del partido que los postuló. Ello provocó que la UGOCP, la UNTA, la CODUC y el CCC intentaran formar, sin éxito, un partido rural. Pragmáticamente argumentaron que la mejor forma de negociar con un partido grande era tener el registro de uno pequeño...