El voto de los mexicanos en el exterior

La jornada, 13 de diciembre de 2005

El registro de mexicanos que viven en el extranjero para votar en las elecciones de 2006 es un fracaso. Quienes han llenado el formulario para inscribirse en el padrón eran, hasta la semana pasada, 3 mil 690 personas, según refiere Alonso Urrutia en La Jornada (12/12/05). El próximo 15 de enero terminará el plazo para anotarse.

¿A qué se debe este descalabro? ¿Son desidiosos los paisanos que viven fuera del país? ¿Mintieron los representantes de los inmigrantes al decir que el derecho a voto era una demanda sentida por las comunidades de mexicanos en el exterior? ¿O el procedimiento escogido para permitir el sufragio era equivocado?

Muchos mexicanos que viven en Estados Unidos creen que la responsabilidad principal de esta derrota es de la burocracia del Instituto Federal Electoral (IFE) y los partidos políticos. Rubén Tapia, productor ejecutivo del programa Enfoque Latino de Los Angeles, California, opina que quienes diseñaron el proceso lo hicieron pensando en que hubiese suficientes obstáculos para que la cantidad de solicitudes fuera baja. No le falta motivo para pensarlo. El mecanismo establecido inhibe la participación. Es una verdadera carrera de obstáculos.

Sólo pueden inscribirse en el padrón quienes cuenten con credencial para votar con fotografía. Quien no la tiene debe obtenerla en México. No se puede gestionar en los consulados mexicanos. La solicitud es personal y también el trámite para recogerla. Los paisanos que viven en el exterior deben regresar a México tanto para pedirla como para obtenerla. El tiempo transcurrido entre el momento del requerimiento y el de la entrega es de cuando menos 10 días hábiles, es decir, dos semanas, pero puede ser mayor. Por supuesto, debe presentarse un comprobante de domicilio.

Resulta, pues, muy difícil para quien no tiene su credencial de elector obtenerla. Quien se encuentra en Estados Unidos sin documentos migratorios no puede regresar a México para conseguir el documento, esperar a que se lo den y luego volver cruzar la frontera sin arriesgarse a que lo detengan y deporten. Quien se fue al país vecino lo hizo buscando trabajo y no puede esperarse dos semanas sin laborar para obtener la credencial.

La verdad es que resulta absurdo que para empadronar a mexicanos que desean votar desde el extranjero el IFE les exija la credencial de elector, que únicamente se puede tramitar en México.

El IFE se equivocó además en sus apreciaciones sobre el número de inmigrantes mexicanos con credencial para votar. Estimó que cerca de 4 millones de paisanos fuera de su país la tenían. Olvidó averiguar si se la habían llevado con ellos. Y resultó que no. Una carta de la Confederación de Federaciones Mexicanas señala: "en nuestra experiencia hemos encontrado que en los suburbios de Chicago de cada 10 mexicanos que piden información para enviar su forma, siete no tienen credencial de elector y en la ciudad de Chicago son ocho de cada 10"...