Elba de Troya

La jornada, 15 de octubre de 2002

Elba Esther Gordillo se encuentra en aprietos. Su monigote fue quemado en la plaza pública. Juzgada por un tribunal popular se le declaró culpable de represión contra el magisterio democrático, enriquecimiento ilícito y destrucción de la educación pública. Ha sido condenada al repudio público y a enfrentar las denuncias en su contra en los órganos judiciales.

Elba Esther está en dificultades. Cuanto más mejoran sus bonos en Los Pinos, más se deterioran las relaciones con los militantes de su partido. Cuanto más se acerca a Vicente Fox, más se aleja del PRI. Cuanto más compromisos establece con el Presidente, menos posibilidades tiene de que sus compañeros los acepten.

La maestra es vista por muchos dirigentes del tricolor como un verdadero caballo de Troya en sus filas. Allí se le conoce como Elba de Troya. Es el ariete para romper la unidad partidaria, el vehículo para transmitir la línea oficial al PRI. Sus pactos con el gobierno federal tienen el tufo de la claudicación. Cuando habla de la necesidad de modernizar a su partido se sospecha que lo que realmente quiere es comprometer el voto priísta con las reformas legales de sus adversarios. Sus palabras tienen, como su carrera política, el sello de la traición.

Para acumular capital político la secretaria general del PRI ha enfrentado sin el menor pudor a sus compañeros. Denunció a los labastidistas, atacó a Beatriz Paredes, responsabilizó a Manlio Fabio Beltrones de organizar una campaña en su contra y abandonó a los dirigentes petroleros a su suerte. Manuel Bartlett le incomoda porque su negativa a sumarse a la reforma eléctrica foxista camina a contrapelo de sus compromisos en palacio. Sus conflictos y dificultades con Roberto Madrazo crecen día tras día.

Aunque la maestra declara que la educación pública debe ser laica y gratuita, maniobra para deslizar la agenda confesional de sus aliados gubernamentales dentro del magisterio. Al igual que lo hizo con la descentralización educativa cuando fue designada por Salinas de Gortari jefa del sindicato magisterial, su rechazo original se convirtió en una claudicación sin condiciones; ahora maniobra para limar el filo liberal del artículo tercero constitucional...