Elton John en la Basílica

La Jornada, 23 de octubre de 2001

Imaginemos una presentación musical de Elton John en la Basílica de Guadalupe o de Madona en la Catedral para recoger fondos en beneficio de los huérfanos y de los pobres de la capital. Imaginemos a Sara Guadalupe Bermúdez justificando el evento con las mismas palabras que utilizó en la gira presidencial al extranjero: "¿qué vamos a hacer con nuestro patrimonio? ¡Vamos a ponerlo a debate!" El escándalo sería mayúsculo. No importa que los templos sean propiedad de la nación o que las ganancias del espectáculo fueran destinadas a un fin altruista. Los creyentes católicos se sentirían agredidos. Supondrían, no sin razón, que sus recintos sagrados estaban siendo profanados y su fe burlada. Y lo sagrado merece respeto excepcional.

Sin embargo, nadie en el gobierno federal supuso que organizar un concierto de Elton John en el Castillo de Chapultepec para financiar las actividades de una fundación privada filantrópica pudiera ser un agravio a las instituciones republicanas. Tampoco les preocupó mucho que, al hacerlo, no se respetara la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas y la Ley del INAH, ni que no se realizara un dictamen técnico ni un diagnóstico previo al evento.

Durante años el Castillo de Chapultepec fue utilizado como instalación para realizar conciertos de música clásica, pero también, para que las elegantes quinceañeras, que no podían celebrar su cumpleaños en Viena, bailaran con sus cadetes, o como recinto para que los políticos en turno organizaran "recepciones" en las que se corrían grandes parrandas. Los trabajadores con más antigüedad en esa institución recuerdan aún los célebres reventones organizados por doña Carmen Romano de López Portillo, a los que asistían contratados a cuenta del INAH para atender a los invitados.

El Castillo de Chapultepec fue utilizado como residencia presidencial hasta que el presidente Lázaro Cárdenas lo regresó a los mexicanos. Ahora es, simultáneamente, un monumento histórico y sede del Museo Nacional de Historia.

Como museo es un templo laico, el lugar donde se encuentran los objetos alrededor de los cuales se han construido nuestros mitos fundadores. Alberga las banderas y estandartes, carrozas, documentos, muebles y obras de arte, en su mayoría originales, que pertenecieron a los héroes, en los que la historia patria se ejemplifica en el imaginario popular...