La Jornada, 05 de abril de 2011
La maestra Elvia Zúñiga Lázaro fue asesinada el pasado 9 de octubre. Se encontraba en su domicilio cuando Noé Daniel Tovar Galván, de 20 años, le propinó 34 puñaladas. Drogado, el asesino fue aprehendido tras de huir por la azotea.
Nacida el 3 de abril de 1961, la profesora Zúñiga participó en la fundación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en 1979. Tenía apenas 18 años de edad.
La trayectoria de Elvia desmiente el estereotipo de que los maestros comprometidos con las causas populares y con la democratización de su sindicato son grillos que desprecian la formación profesional y el compromiso académico. La calumnia, ampliamente difundida por los medios de comunicación electrónicos y beligerantemente divulgada por los intelectuales mediáticos, no resiste ser confrontada con los hechos. La maestra Zúñiga es claro ejemplo de ello.
Maestra normalista por la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, egresada por la Escuela Normal Superior de México en el área de pedagogía, con estudios de maestría en educación en la Universidad Pedagógica Nacional, fue, siempre, firme defensora de la educación pública y laica.
Profesora, formadora de docentes e investigadora del Centro de Investigación para el Éxito y la Calidad Educativa, del cual fue fundadora, escribió varios libros y materiales para maestros y alumnos. En sus investigaciones documentó experiencias educativas relevantes de las escuelas mexicanas. Participó en la asociación civil Palabra y Realidad del Magisterio.
Activista comprometida con la lucha magisterial democrática, fue, desde 1980, parte del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), la corriente dirigida por Othón Salazar que condujo la lucha de los profesores de primaria de la ciudad de México en 1956-1960. Más adelante desempeñó responsabilidades de dirección en ese agrupamiento. En el año de 1986, la Sociedad Mutualista Seguro del Maestro la eligió para el cargo de comisaria de la junta de administración.
Cuando estalló la primavera magisterial de 1989, el movimiento que derrocó a Carlos Jonguitud como líder vitalicio del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), apoyó la insurgencia. Conseguía auditorios para reuniones, procuraba la solidaridad de la Cooperativa Pascual con los maestros huelguistas, documentaba la rebelión docente...