Enrique Krauze y la reconquista española

La Jornada, 22 de noviembre de 2011

Como parte de un proyecto de expansión imperial que hoy se encuentra en crisis, la inversión española se expandió enormemente en América Latina a fines del siglo pasado y comienzos de éste. En pocos años, compañías peninsulares del sector financiero, energía y comunicaciones, se transformaron, gracias a la venta de garaje de las empresas estatales instrumentadas por los gobiernos neoliberales de la región, en consorcios trasnacionales. Las empresas ibéricas se ubicaron en posiciones de liderazgo.

Trinidad Jiménez, secretaria de Estado para América Latina del reino español, lo reconoció en 2007. “El futuro de España como país –dijo al periódico El País– está en América Latina.” Y agregó: En general, las empresas españolas están muy bien en América Latina. A todas les va bastante bien, todas ellas tienen interés en seguir invirtiendo.

La nueva reconquista española caminó de la mano de una poderosa ofensiva ideológica. Importantes intelectuales hispanoamericanos fueron reclutados a la causa. Enrique Krauze fue uno de ellos. El director de Letras Libres se convirtió en un propagandista de lujo de la nueva cruzada peninsular, por la que abogó en multitud de escritos y conferencias.

Si Iberoamérica es para la nueva-vieja derecha española Nuestra América, es decir, la de sus grandes trasnacionales, para Krauze la región no tiene más futuro que alinearse con el otro lado del Atlántico. América Latina –escribió en 2003– es un polo excéntrico de Occidente, pero es Occidente. Para seguir siéndolo necesita mirar hacia la España moderna, no hacia el pasado indígena o virreinal. Y necesita mandar al basurero de la historia los cuatro paradigmas de su retraso ancestral.

La clase política y la nomenclatura cultural ibérica reconocieron el compromiso del escritor con sus propósitos y lo honraron con premios, halagos y la distribución de su revista en aquellas tierras.

Letras Libres recibe una subvención pública anual del Ministerio de Cultura español desde el año 2002, a pesar de que tiene apenas 300 suscripciones y de que distribuye en kioscos de prensa solamente entre 200 y 400 ejemplares más.

En la presentación a una entrevista que le hizo en 2003, el periodista español Hermann Tertsh puso sobre la mesa las cartas del juego peninsular. “Cuando por estos lares aparecen intelectuales o políticos forjados en el odio de clases, etnias o naciones –escribió–, algunos parecen olvidar que existen hombres que, como Enrique Krauze, hoy probablemente uno de los más relevantes en Iberoamérica –término que prefiere el galardonado–, defienden en aquel mundo hispanohablante una vida, unos modos y una sociedad liberal como la que se ha impuesto en la vieja Europa y ante todo en España, para él siempre referencia”...