Guerrero: maestros, privilegios y violencia

La Jornada, 30 de diciembre de 2014

En Acapulco, unos 700 profesores colocaron un ataúd y un mensaje: Descanse en paz maestro Víctor. Sólo este año 2014 van 19 maestros muertos por la violencia, causa de inseguridad, ¿cuántos más?

El féretro fue emplazado como señal de protesta, el pasado 14 de noviembre, frente a las oficinas de la Secretaría de Educación de Guerrero (SEG) en el puerto. El profesor Víctor era el supervisor de la zona escolar 37 de jardines de niños. Unos días antes fue asesinado en un robo a mano armada.

El caso del profesor Víctor no es único entre los docentes de Guerrero. Allí el hampa los ha tenido bajo acoso durante los últimos tres años. La verdad –relató un profesor a Héctor Briseño, corresponsal de este diario– “está muy cabrón, a cada rato hay levantones y secuestros y en los últimos tres meses las cosas se volvieron a poner muy difíciles”.

Inconformidad y protestas cunden entre los trabajadores guerrerenses de la educación. El mismo día en que pusieron el féretro frente a las instalaciones de la SEG, marcharon y colgaron cartulinas y pancartas con sus demandas. No más secuestros y extorsiones para el pueblo y magisterio ¡Exigimos! Verdadera seguridad y no simulación!, decía una.

La historia no es nueva. Asediados desde 2011 por la violencia del crimen organizado, víctimas de extorsiones, secuestros, asaltos y asesinatos, miles de mentores de Acapulco, Tierra Caliente, Costa Chica, Sierra, Costa Grande y Norte han suspendido intermitentemente labores (durante tres meses en ese año) y tomado una y otra vez las calles para exigir protección. En otras regiones muchos maestros han optado por desertar silenciosamente de las aulas.

Y es que, dueños de las calles y de las noches, los delincuentes buscan hacerse también del control de las escuelas: exigen a los mentores el pago de una cuota mensual y del aguinaldo para que no les suceda nada. Saben cuál es el salario de cada docente porque tienen en su poder las nóminas. Alguna autoridad se las proporcionó.

Hace tres años, con bombo y platillo, Felipe Calderón echó a andar el programa Guerrero Seguro para enfrentar la inseguridad en Acapulco. En varias escuelas se colocaron botones de pánico que ya no sirven y se enviaron policías privadas durante unas cuantas semanas. El plan fue un fracaso total. Tanto así que el Departamento de Estado de Estados Unidos alertó a sus ciudadanos de no viajar a Guerrero, y en Acapulco de no ir más allá de dos cuadras tras la costera Miguel Alemán y no salir de la denominada zona hotelera.

En lugar de actuar con diligencia y comprensión, las autoridades han criminalizado frecuentemente a las víctimas. En octubre de 2011, la SEG presentó una denuncia contra los líderes del movimiento magisterial que encabezaron las acciones contra la violencia criminal. Una y otra vez, a lo largo de estos últimos tres años, los ofrecimientos gubernamentales de garantizar seguridad pública en las aulas no se han cumplido a cabalidad...