La Jornada, 20 de marzo de 2012
José Nicasio Morales sus amigos y sus enemigos le dicen El Negro. Unos lo hacen con cariño, otros con desprecio.
Afrodescendiente nacido en el municipio de Juchitán, Guerrero, alto y fornido, José no reniega del color de su piel ni de su cultura. Por el contrario, desde hace muchos años se ha dedicado a combatir la discriminación. Incluso se da el lujo de hacer con frecuencia bromas sobre el color de su piel.
Nicasio emigró a la ciudad de México en 1968, a la edad de 19 años. Hijo de campesinos, dotado de gran inteligencia, abierto al mundo, se volvió inmediatamente un autodidacto que aprende todos los días de la experiencia, y terminó el bachillerato.
En 1972 entró a laborar en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) como trabajador a lista de raya. Un año después encabezó un amplio movimiento en busca de la basificación. Durante meses se reunió en secreto con un pequeño grupo de compañeros suyos que se dedicaron a organizar, con paciencia y discreción, a todos los eventuales. En 1976, luego de tres años de actividad sindical secreta, lograron que se otorgara la base a quienes no la tenían.
Sindicalista democrático dentro de las filas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), José coordinó su labor con las delegaciones del INAH, de Bellas Artes, de Culturas Populares y otras más, con quienes fundó el Bloque de Delegaciones Democráticas de la Sección 11. Participó en 1979 en la fundación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Nicasio siempre se destacó por su arrojo y valentía en los momentos difíciles. Donde algunos de sus compañeros hablaban, él actuaba. Era (es) echado para adelante; no se le arruga el cuero. El 1º de mayo de 1983 estuvo al frente del contingente de maestros democráticos que conquistaron su derecho a manifestarse en el Zócalo, a pesar del intento de los golpeadores del sindicato por impedirlo.
En 1983 ganó a los charros de Vanguardia Revolucionaria la delegación sindical D-III-27 del IPN, que agrupa a 4 mil trabajadores. Para que se les reconociera el triunfo, los empleados democráticos tuvieron que tomar el local sindical abriendo un hueco en el muro en el edificio.
Encarrerado, encabezó en 1985 otro gran movimiento que logró alcanzar mejores prestaciones salariales en el IPN. Dos años más tarde, en alianza con el movimiento estudiantil del IPN, logró la expulsión de grupos porriles de la Unidad Superior de Zacatenco. También en 1987,con sus compañeros basificados en 1976, condujo la lucha contra el Issste, que logró el reconocimiento de la antigüedad, evitó cobros injustos y favoreció sus jubilaciones...