La comunalidad y la nostalgia del porvenir

La Jornada, 10 de noviembre de 2015

No hay nada más poderoso que una idea a la que llegado su tiempo, escribió el novelista francés Víctor Hugo. El comunalismo es esa idea y el tiempo es éste. Hace una década, el sacerdote jesuita Ricardo Robles lo advirtió. El próximo siglo –solía decir– será el de los pueblos indios.

La relevancia y actualidad que el comunalismo ha adquirido como categoría para pensar la transformación social se hizo evidente durante el primer Congreso Internacional de Comunalidad 2015 Luchas y estrategias comunitarias: horizontes más allá del capital. Realizado entre el 26 y 29 de octubre pasados, en Puebla, reunió a centenares de participantes provenientes de diferentes partes del mundo.

Mediante conferencias magistrales, mesas de trabajo y presentación de libros, los asistentes al congreso reflexionaron sobre las rutas y opciones para cambiar el mundo y el papel de los bienes comunes, la comunalidad, la producción cotidiana de lo común, lo comunitario-popular y las luchas por lo común.

A los convocantes al encuentro les interesó reflexionar acerca de las contribuciones que el debate sobre lo común y la comunalidad ha hecho a la difícil cuestión de la tensión entre conservación y transformación del orden social a partir de las luchas desplegadas desde varios sujetos colectivos; a la crítica de la modernidad capitalista y las prácticas políticas que ésta ha engendrado, y a la reconsideración de los estudios acerca de la reproducción material y simbólica de la vida social, que han pasado a ser ejes centrales para una comprensión más fértil de lo político y la política (http://goo.gl/ZgSUib).

¿Qué entender por comunalismo? Por principio de cuentas, una práctica de vida y de organización: la de las comunidades mixes y zapotecas de la Sierra Norte de Oaxaca. Pero también una reflexión teórica sobre esa experiencia, una apuesta de sistematización de su estructura y dinámica, de la forma en que se producen y reproducen sus relaciones sociales.

El concepto está definido en la Ley General de Educación del Estado de Oaxaca. La norma lo define como la forma de vida y razón de ser de los pueblos de la entidad, que el estado debe respetar y preservar.

Consiste, dice Benjamín Maldonado, en una ideología política que genera identidad en torno a la comunidad. No es un principio esencialista, sino un principio rector de vida. Es una orientación de lucha, una forma de nombrar lo propiamente indígena, de identificar lo que hay que defender. Es un principio rector de la vida india. Es –añade Arturo Guerrero– una episteme...