La Jornada, 05 de agosto de 2008
El conflicto larvado que durante varios años atravesó al Partido del Trabajo (PT) se hizo público la semana pasada. Una de las corrientes en pugna, la Unión Democrática Nacional (UDN), presentó ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación una demanda para que se declare nulo el séptimo congreso nacional de ese instituto político. Argumenta que no se reunió el número de delegados necesarios para su realización.
El pleito interno tiene una larga historia y responde a un problema de poder entre los grupos que forman el partido. Los integrantes de la UDN han sido desplazados de la mayoría de los órganos de dirección del instituto político y en los espacios que éste ocupa en el Poder Legislativo. Las diferencias nada tienen que ver con una posible injerencia del gobierno federal o con distintas posiciones acerca de la lucha contra la privatización del petróleo.
En las elecciones federales de 2006 el PT se integró a la Coalición por el Bien de Todos. Como parte del acuerdo que selló la alianza se le reconoció el mejor resultado electoral de su historia: 6 por ciento de la votación. Gracias a ello obtuvo 15 diputaciones y dos senadurías. Al poco tiempo, dos de los diputados de Guerrero abandonaron las filas del partido y se integraron al de la Revolución Democrática (PRD) y a Convergencia, de manera que su grupo parlamentario se redujo a 13 legisladores. En la Cámara de Senadores, Andrés Manuel López Obrador presionó a sus correligionarios con el objetivo de que les prestaran tres legisladores para tener una fracción propia.
El PT se constituyó el 8 de diciembre de 1990 en el cine Ópera de la ciudad de México. Sus fundadores fueron militantes provenientes de diversas organizaciones sociales, básicamente del movimiento urbano popular y, en menor medida, del movimiento campesino y magisterial, todos vinculados a la lucha reivindicativa gremial: algunos pertenecientes a grupos con muchos años de lucha, y otros, miembros de membretes creados para la ocasión; casi todos localizados en el norte del país. Durante años, estas fuerzas habían despreciado la lucha electoral.
Políticamente, la mayoría de estos agrupamientos fueron promovidos por la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas, pero en el nuevo proyecto se incorporó también el CDP de Chihuahua, núcleos organizados por la Línea Proletaria, el FMIN y la Coordinadora Proletaria...