La Jornada, 05 de julio de 2016
Las comunidades indígenas oaxaqueñas están en alerta. Respaldan a Nochixtlán. Viven como propia la masacre del 19 de junio. Se saben agredidas por el Estado. Sus topiles están sobre aviso. La matanza fue un agravio para todas, pero especialmente para el pueblo mixteco.
Lejos de las grandes ciudades, triquis, zapotecos, mixes, mazatecos y chatinos han marchado por caminos serranos para expresar su dolor y solidaridad con sus hermanos de Nochixtlán. También, para exigir como demanda propia la abrogación de la reforma educativa. Los cerros pelones son testigos mudos de su rabia. No se trata de ser vistos por nadie salvo por sí mismos.
La protesta india ha dibujado un nuevo mapa de la insumisión. Las periferias oaxaqueñas cercan ahora al centro. El 23 de junio se movilizaron de Tamazulapam a Ayutla Mixe, en San Francisco Cajonos, y de Guelatao a Ixtlán. En otras fechas lo hicieron en Teojomulco, Juxtlahuaca, Tlaxiaco, Huajuapan, Huautla y varias regiones más.
En todo el territorio oaxaqueño autoridades municipales, comunitarias y agrarias celebran asambleas informativas. El ultimátum de la Secretaría de Gobernación disparó esta fiebre asociativa. En multitud de ellas condenan la agresión y apoyan a sus maestros. Disponen cerrar las pocas escuelas que siguen abiertas y reconvenir a los profesores que no se han sumado al movimiento. Estampan sus firmas y sus sellos en las actas para dejar constancia de sus acuerdos.
Las muchas inconformidades de la sociedad oaxaqueña han encontrado en el paro magisterial un punto de confluencia y encuentro. Oaxaca es un hervidero de problemas sin solución. También de resistencias. El gobierno de la alternancia de Gabino Cué resultó un fiasco. Las comunidades no se dejan de los embates de proyectos mineros depredadores y negocios energéticos en los que los beneficios no son para ellos.
La curva de deterioro de la calidad de vida se ha acentuado dramáticamente en los últimos años. Mucho antes de los bloqueos escaseaba el circulante. Unas 480 mujeres han sido asesinadas con lujo de violencia. En tres años murieron 4 mil 500 enfermos que padecían insuficiencia renal por carencia de equipos de diálisis.
La profunda imbricación entre maestros y comunidades no está mediada por el archipiélago de organizaciones sociales asentadas en el territorio oaxaqueño. Esas asociaciones, frentes, coaliciones, uniones y grupos no son la correa de transmisión entre la sociedad y los maestros. Desempeñan un papel importante en la construcción de un bloque magisterial-popular, pero la bisagra central que la articula es otra: la relación directa de los maestros con los padres de familia y con las autoridades comunitarias...