La política en los tiempos del huachicol 

La Jornada, 15 de enero de 2019

El huachicol está en el centro de la agenda política nacional. Y en el de las conversaciones y preocupaciones de millones de ciudadanos. Casi cada día, desde el pasado 27 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador habla de este asunto, la prensa le dedica más y más espacio, las redes sociales lo abordan hasta el hastío y los automovilistas de las entidades que deben hacer largas filas para llenar los tanques de gasolina de sus vehículos lo padecen.

Los huachicoleros se han convertido en los enemigos públicos más importantes del país. Son, en el discurso del nuevo gobierno, los responsables de buena parte de nuestros males. Han pasado a ocupar el lugar de villanos favoritos que, durante muchos años, tuvo la mafia del poder. Por su culpa –se les acusa con las cifras en la mano– la nación pierde cada año 65 mil millones de pesos.

Pero, por lo pronto, son malvados sin nombre y sin rostro. Si al frente de los cárteles de la droga hay líderes emblemáticos que se mandan hacer corridos, los huachicoleros son un grupo criminal sin figuras. El Chapo Guzmán, Ignacio Coronel o El Mencho han aparecido en las listas de los delincuentes más buscados por la autoridad y hasta en la de los millonarios de Forbes. En cambio, los grandes capos del robo de combustible son anónimos.

Este vacío de figuras representativas permite sugerir, sin necesidad de aportar pruebas, que detrás del negocio se encuentran las figuras más disímbolas. Casi cualquiera puede ser acusado de beneficiarse con el huachicol. Por ejemplo, la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, deslizó como no queriendo la cosa: Hay estados donde hay una mayor concentración (de robo de hidrocarburos), no sé por qué, casualmente son estados panistas.

La lista de los imputados en medios de información y redes sociales sin casi presentar evidencias es kilométrica. En ella están el dirigente del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, funcionarios de Pemex, dueños de gasolinerías, empresarios, bandas del crimen organizado, peces gordos de las pasadas administraciones. Y, aunque hay investigaciones periodísticas que muestran vínculos estrechos entre cárteles y huachicol, esta información no ha sido incorporada al discurso oficial.

Las autoridades anunciaron en días pasados que, como parte del combate a la ordeña de ductos de Pemex, detectaron y congelaron cuentas bancarias ligadas a ese delito. Y que iniciaron carpetas de investigación y elementos federales han detenido y puesto a disposición del Ministerio Público a personas sorprendidas en actos de sabotaje contra la red de suministro de combustible. Pero, hasta ahora, no ha caído ningún pez gordo.

En distintos momentos, Andrés Manuel López Obrador ha denunciado que (cinco) ex presidentes no hicieron nada para combatir el huachicoleo, no obstante que estaban al tanto del problema. En una de sus conferencias matutinas, explicó: “Había una especie de ceguera, no se veía y cómo que no se ve que se están robando mil pipas diarias; era una especie de tolerancia, algo pactado o que se daba por hecho, pero de tiempo atrás; estamos hablando de tres sexenios, así y los sistemas [...] había la información, pero no se actuaba; es muy difícil decir ‘yo no sabía’, las autoridades sabían”...