La reaparición del Santo Niño de la APPO

La Jornada, 31 de mayo de 2016

¡Milagro! El Santo Niño de la APPO reapareció en Oaxaca. Dentro de una urna, con el paliacate rojo cubriendo su rostro, la boina negra con una estrella roja de cinco picos sobre su cabeza, cuerpo de resina, y una bazuca de tubos PVC en la espalda, encabezó la multitudinaria marcha del magisterio y los padres de familia del pasado 27 de mayo.

No iba solo. Con él, resurgió, también, la Virgen de las Barrikadas, que tantos milagros hizo al movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006 y 2007. Representación del ícono guadalupano en blanco y negro, la madona proletaria se cubre el rostro con una máscara antigases, mientras de su cuello cuelga un collar de púas, y en su manto arden varias llantas.

Desautorizadas por la jerarquía eclesial, estas imágenes han retornado como puente herético entre el actual movimiento magisterial-popular y el que en 2006 cimbró los cimientos de la sociedad y la clase política oaxaqueña exigiendo la salida del gobernador Ulises Ruiz. No es exageración comparar ambos acontecimientos. Desde el pasado 15 de mayo, la protesta docente en Oaxaca se ha convertido en un huracán que suma a su paso la inconformidad popular con vigor y radicalidad creciente. En casi todas las regiones del estado se suceden, día a día, marchas multitudinarias de padres de familia en apoyo a sus profesores.

La hazaña de reavivar y relanzar la lucha de los trabajadores de la educación de Oaxaca es, por supuesto, obra de la capacidad de resistencia de docentes mismos. Pero su conversión en una fuerza popular es resultado del pésimo cálculo de sus enemigos. La inescrupulosa ofensiva contra la sección 22 desde el golpe de mano en el Ieepo, la militarización de la capital del estado, el encarcelamiento de algunos dirigentes sindicales y el anuncio del despido de casi mil 400 maestros lanzaron a los padres de familia del lado de los docentes. La ofensiva gubernamental tuvo un efecto bumerán.

Simultáneamente, la campaña electoral en curso, en la que candidatos y partidos han protagonizado una incruenta guerra de lodo, ha dejado muy mal parados al gobernador Gabino Cué, a Enrique Peña Nieto y a la mayoría los aspirantes a gobernar la entidad. Ante los ojos de la población, el rey y su corte han quedado desnudos. Y los beneficiarios directos de este escandaloso espectáculo han sido, de rebote, los maestros.

Más intensa que en Oaxaca es la revuelta en curso en Chiapas. El pasado miércoles 25 de mayo por la noche, la población de Chiapa de Corzo expulsó por la fuerza a los policías federales (PF) que se hospedaban en el hotel La Ceiba. Indignadas por la represión a los maestros, gritando ¡asesinos!, más de 2 mil personas resistieron las descargas de gases lacrimógenos que los uniformados les dispararon, hasta que lograron correrlos de la ciudad...