La ruleta rusa de las vacas locas

La jornada, 06 de enero de 2004.

En ambos lados de la frontera los funcionarios juegan a la ruleta rusa con el mal de las vacas locas. Para no dañar los mercados subestiman ante la opinión pública los peligros del padecimiento. Julio Frenk, nuestro secretario de Salud, descartó hace días cualquier riesgo para México por la enfermedad que azota a Estados Unidos. La secretaria de Agricultura del país vecino, Ann Veneran, declaró que no había posibilidad de que el ser humano resultara contaminado con la carne del animal enfermo que entró al mercado.

Pero esa película ya la vimos. Para convencer a sus inquietos ciudadanos de que la enfermedad de las vacas locas no se transmitía a las personas, en mayo de 1990 el ministro de Agricultura de Gran Bretaña y su hija aparecieron en televisión devorando una hamburguesa. Seis años más tarde, en enero de 1996, el secretario de Salud del Reino Unido señaló que la posibilidad de contagio humano era inconcebible. Dos meses después tuvo que comerse sus palabras. Hasta el momento la enfermedad ha matado a 137 personas.

Alisa Harrison, vocera de la Secretaría de Agricultura, ha insistido en innumerables ocasiones en que la encefalopatía espongiforme no representa peligro alguno para los consumidores de carne de res. Pero sus palabras no suenan sinceras. Resulta que antes de trabajar en la administración del presidente Bush fue directora de relaciones públicas de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Vacuno, poderoso grupo de presión de los grandes ganaderos que ha impedido todo tipo de regulaciones sanitarias en cárnicos.

Dicha asociación es uno de los grupos de cabildeo más activos e influyentes de Washington. Durante los últimos cien años ha presionado y apoyado a congresistas y funcionarios. Basa su influencia en la combinación de un equipo de experimentados cabilderos, generosas donaciones a las campañas electorales de distintos candidatos y relaciones estrechas con formuladores de políticas.

Durante la década de los noventa la asociación donó 41 millones de dólares a distintas campañas políticas, entre las que se encuentran la de los líderes de la mayoría y la minoría en el Senado, las del vocero y el líder de la minoría en la Cámara de Diputados, así como la del hoy presidente George W. Bush, quien obtuvo de los ganaderos la cantidad de 253 mil 550dólares. Tan sólo en el año 2000, la asociación apoyó a candidatos federales con 4.7 millones de dólares. El 79 por ciento de este financiamiento fue a dar a manos de aspirantes republicanos. Durante ese mismo año gastaron en cabildeo más de millón y medio de dólares.

La Asociación Nacional de Productores de Ganado Vacuno ha logrado detener cualquier propuesta legislativa que busque impedir que los vacunos que no están en pie (por alguna afección) sean procesados para venderlos como alimento. Han frenado diversas iniciativas de inspección sanitaria del ganado, así como en lo referente al cuidado del medio ambiente. Los salarios de los trabajadores -muchos indocumentados-que laboran para sus afiliados se encuentran entre los más bajos de Estados Unidos...