La señora Marta

La jornada, 17 de febrero de 2004.

En la hora de los destapes anticipados, Marta de Fox hace campaña rehuyendo definirse sobre los grandes problemas nacionales. La primera dama ha procurado desmarcarse de la imagen de los políticos tradicionales. No quiere aparecer como si fuera uno de ellos.

Dos fotos recientes ejemplifican este contraste. En una, los diputados festejan escandalosamente, brindan y beben "con carburador de cuatro gargantas" durante la Convención Nacional Hacendaria. En la otra, la compañera del Presidente da recetas de cocina, guisa y cuenta intimidades frente a las cámaras de televisión en el programa Nuestra casa.

A cambio, la señora Marta ha utilizado tres tarjetas de presentación en sociedad: la filantropía, el género y la novela rosa. Sus credenciales son ser mujer, altruista y amorosa esposa. Lo suyo es la causa de la antipolítica que nace de la reivindicación de lo doméstico.

Si Violeta Chamorro ganó la presidencia en el papel de madre delos nicaragüenses, ofreciendo la paz a sus compatriotas, y Corazón Aquino conquistó el poder como la filipina que se convirtió en emblema de la lucha contra la corrupción y el autoritarismo, Marta de Fox aspira a ocupar la silla presidencial presentándose como la mujer que reivindica la capacidad de género para ejercitar el poder, la filántropa que prodiga caridad, la esposa que cuida de su marido.

La política se ha convertido en un asunto romántico. Los cocteles a beneficio de los huérfanos y los pobres, en certificado de garantía moral. Las heroínas de las novelas de Corín Tellado han tomado el lugar de Joseph Fouché. Y la revista Hola! es fuente de inspiración de la campaña.

Nada detiene la carrera de Marta de Fox por la candidatura. Ni las opiniones de juristas ni los desaires de su partido ni el cuestionamiento de su altruismo. Contra viento y marea su precandidatura sigue su marcha. El disgusto y la irritación de la clase política en su contra tiene sin cuidado a la esposa del jefe del Ejecutivo. No le preocupa que su protagonismo mine la institución presidencial. Nada parece frenar su ambición...