La jornada, 07 de diciembre de 2004
En América Latina el debate sobre la necesidad de contar con canales de televisión estatales o públicos que enfrenten los contenidos informativos de los grandes consorcios mediáticos privados es intenso. En el Encuentro Internacional de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, efectuado en Caracas, se discutió fuertemente la necesidad de contar con un Al Jazeera hemisférico.
En septiembre pasado, en Manaos, Brasil, Hugo Chávez y Luiz Inacio Lula conversaron sobre la posibilidad de formar la red de televisión Telesur, cadena "alternativa a la CNN" que cubrirá con su programación toda América del Sur. Según Andrés Izarra, ministro venezolano de Información, el objetivo es contar con un instrumento "para afianzar nuestra soberanía y ayudar a divulgar un pensamiento alternativo frente a los imperios del norte".
Chávez habló del asunto con Néstor Kirchner y puso en marcha una operadora estatal de telecomunicaciones: CVG-Telecomunicaciones. Por su parte, Lula da Silva firmó, a finales de agosto, el decreto oficial que crea un comité para instalar TV Brasil Internacional (TBI): una televisión pública internacional. El canal saldrá al aire en enero de 2005 con transmisiones en español y portugués, películas y documentales.
El sueño de contar con un Al Jazeera latinoamericano es compartido por no pocos mandatarios progresistas del hemisferio. Tanto que el presidente venezolano dijo que esta cadena "más que una estación de radio es un símbolo de dignidad". Casi todos han padecido, lo mismo cuando eran disidentes que cuando llegaron al gobierno, la fuerza de la mediocracia. La influencia política de las televisoras, que desempeñan papel clave no sólo en la industria del entretenimiento, sino de las noticias, es fundamental.
En Venezuela los medios casi terminaron sustituyendo a los partidos políticos como herramientas para articular a la oposición en su intento de derrocar al gobierno. En Argentina y México han desempeñado un papel clave en alimentar la construcción de una cultura del miedo y en movilizar a las clases medias alrededor de temas como la inseguridad pública.
En Latinoamérica el modelo de televisión tiene una orientación comercial y económicamente está muy concentrado. Sin embargo, la relación de sus dueños con los gobiernos de los países donde operan y la influencia que tienen en la opinión pública les proporciona gran peso político. En contrapartida, los canales de televisión pública son muy escasos y su impacto es sumamente limitado...