La jornada, 16 de abril de 2002
Heredero de los revolucionarios de café, ha surgido en la actual Legislatura un grupo de diputados de café. Si en la década de los 70 intelectuales y estudiantes se sentaban alrededor de una humeante taza de aromático para arreglar el mundo sin hacer de sus palabras compromisos de acción transformadora, en la Cámara de Diputados ha surgido un grupo de legisladores que pretende legislar sobre el café al margen de la opinión de productores y de la realidad del sector.
El presidente de la Comisión de Cafeticultura de la Cámara, Oscar Alvarado Cook, priísta de Tapachula, Chiapas, presentó la llamada iniciativa de ley para el fomento y desarrollo de la cafeticultura mexicana en una jugada que tiene más que ver con el ajuste de cuentas entre los legisladores del PRI y la Sagarpa, así como al interior de la CNC, que con el bienestar de los productores de café y el mejoramiento de la rama económica.
La iniciativa, que bien podría ser llamada la ley tango (por aquello de que 20 años no es nada...), ignorando los cambios que ha sufrido la producción nacional del aromático y en el mercado mundial desde 1989, propone reconstruir las instituciones que actuaban en el sector en la década de los 70.
Lejos de solucionar los graves problemas que aquejan a la cafeticultura mexicana, esa iniciativa los profundiza. En lugar de resolver las deficientes políticas públicas que afectan al sector desde hace años, las hace más grandes. La iniciativa suma las barbaridades del echeverrismo a las aberraciones impulsadas por Luis Téllez.
La nueva ley revive el estatalismo de la década de los 70 mediante un esquema de funcionamiento entre Estado, productores y mercado que privilegia la intervención estatal inútil y establece una institución similar al Inmecafé de aquellos años. Olvida los graves problemas de funcionamiento que esta institución tuvo en su momento -agravados por la corrupción de funcionarios como Fausto Cantú Peña- y su operación en un mercado internacional regulado por el sistema de cuotas de exportación, que desapareció en 1989. Su propuesta de control estatal de la comercialización de café, establecimiento de centros de acopio gubernamentales -en los cuales se recibiría el café-, entrega de un anticipo y después dos pagos adicionales resulta, en las actuales condiciones de funcionamiento del mercado mundial del grano, un absurdo.
La iniciativa señala que el nuevo organismo promoverá la capacitación para que los productores de café se organicen. Ignora así la existencia de representativas empresas comercializadoras de pequeños productores para la comercialización, que cuentan con sus propios esquemas de capacitación...