La Jornada, 01 de abril de 2008
El pasado 9 de febrero, el indígena Lorenzo Fernández Ortega fue secuestrado. Un día después, bajo un puente del río que cruza la cabecera municipal de Ayutla, Guerrero, fue encontrado su cuerpo sin vida y con huellas de tortura. Al parecer le cortaron el cuello con un cuchillo.
Fernández Ortega tenía 39 años. Pertenecía al pueblo me’phaa (tlapaneco). Desde hacía dos años trabajaba de albañil. Era también campesino. Estaba casado y tenía dos hijos, a quienes visitaba cada fin de semana en la comunidad de El Camalote.
Entre 1998 y 2001 una brigada médica de la Secretaría de Salud esterilizó con engaños a 14 indígenas de El Camalote. Les ofrecieron una clínica, médicos, medicamentos, despensas, ropa, cobijas, vivienda y becas. La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos del estado de Guerrero (Codehum) emitió la recomendación 35/2004 exigiendo que se reparara el daño. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) formuló la recomendación 66/2007 confirmando la violación a los derechos fundamentales de que fueron objeto los 14 indígenas.
Lorenzo formaba parte de la Organización del Pueblo Indígena Me’phaa (OPIM). Era el hermano mayor de Inés Fernández Ortega. En marzo de 2002 elementos del Ejército Mexicano la violaron. También abusaron sexualmente de la señora Obtilia Eugenio Manuel. Su caso fue presentado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El indígena asesinado había participado junto con sus familiares y vecinos en la denuncia de la agresión sexual contra su hermana, y en la organización de sus compañeros esterilizados. No tenía conflictos personales con nadie.
El asesinato de Lorenzo no es un hecho de violencia aislado. Según Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, el crimen “se circunscribe en un contexto de persecución, amenazas e intimidación sistemática contra Inés y su esposo, Fortunato Prisciliano Sierra, su familia y contra Obtilia”.
¿Quién mató a Fernández Ortega? Obtilia no duda que se trata de una amenaza cumplida contra los integrantes de la OPIM. Apenas unos días antes ella misma había recibido una llamada telefónica de una mujer que le advirtió: “más vale que te calmes, porque allá está mi gente vigilándote”. Desde hace tiempo circulan rumores de que van a matar a todos lo miembros de la organización...