Marichuy, una campaña muy otra

La Jornada, 17 de octubre de 2017

Hace 21 años, el 11 de octubre de 1996, una indígena nahua de Jalisco dio lectura a la declaración política del naciente Congreso Nacional Indígena. En nombre de más de 600 delegados provenientes de todo el país, anunció la decisión del recién fundado organismo de los pueblos originarios de construir una patria nueva, esa patria que nunca ha podido serlo verdaderamente, porque quiso existir sin nosotros.

Esa oradora, médica tradicional, era María de Jesús Patricio, la misma que hoy es vocera y candidata independiente a la Presidencia de la República por el Concejo Indígena de Gobierno (CIG). Allí, advirtió en nombre de sus compañeros: Estamos levantados, andamos en pie de lucha. Venimos decididos a todo, hasta la muerte. Pero no traemos tambores de guerra, sino banderas de paz. Queremos hermanarnos con todos los hombres y mujeres que, al reconocernos, reconocen su propia raíz.

Dos décadas, un año y tres días después de ese día, el pasado 14 de octubre, esa misma mujer llegó a Guadalupe Tepeyac, Chiapas, una comunidad de apenas 48 viviendas y 144 personas, donde fue recibida por 15 mil almas. La ceremonia de bienvenida que le brindaron las bases de apoyo zapatistas, las autoridades de la junta de buen gobierno Hacia una nueva esperanza y la comandancia del EZLN fue una fiesta multicolor y diversa. Rebeldes motorizados y a caballo la escoltaron entre muros de globos y mujeres vestidas con sus trajes típicos.

Pese al tiempo transcurrido desde la fundación del CNI, la palabra de Marichuy, su compromiso con la defensa de la vida y por otro mundo sigue siendo el mismo que tenía ese 11 de octubre de 1996. Sólo que ahora, después de recorrer incansablemente el país, de ver los sufrimientos y horrores que sufren los del México de abajo, de escuchar una y otra vez a sus distintos hermanos, su vocación de servicio y entrega a la causa ha madurado y crecido. Es por ello que ya no llama solamente a los pueblos indígenas a organizarse para luchar contra el capitalismo, sino que convoca a hacerlo a todos los que lo resisten desde abajo. Solos los pueblos no vamos a poder, dijo en la junta de buen gobierno de Morelia, el pasado 15 de octubre.

No habla de oídas, y se nota. Su vida ha transcurrido muy lejos de las burbujas de cristal en la que habitan tantos políticos profesionales. Ella nombra lo que ha sufrido y vivido, algo muy parecido a lo que han experimentado tantas otras mujeres humildes en el país. Lo hace sin estridencias, con sencillez apabullante, profundidad, convicción y conocimiento.

María de Jesús Patricio está haciendo historia: es la primera mujer indígena en la historia de México, madre de familia, en ser candidata a la Presidencia de la República. Está realizando una campaña presidencial con rostro, aroma y palabra de mujer. Aunque todavía no era formalmente un acto de campaña electoral, tanto el encuentro que la vocera del CIG sostuvo con el zapatismo de la zona selva fronteriza como la reunión de un día después en el caracol de Morelia en la zona totz choj tuvieron una emotiva carga de género...