La Jornada, 11 de marzo de 2008
En 1986, el gobierno de Nicaragua nombró al poeta estridentista mexicano Germán List Arzubide capitán del Ejército Popular Sandinista. Refrendó así el cargo que en 1929 Augusto César Sandino le había dado. En cambio, Estados Unidos promulgó un decreto impidiéndole entrar a ese país “de por vida y a perpetuidad”.
Premio nicaragüense y castigo del Tío Sam nacieron de la misma matriz. El general Sandino encomendó al literato mexicano transportar hasta el Congreso Mundial Antimperialista, realizado en Francfort, Alemania, en 1929, una bandera capturada al ejército estadunidense durante un combate en Nicaragua. List Arzubide cumplió el encargo. Trasladó el lábaro de las barras y las estrellas, prueba de la intervención de Washington en ese país, hasta Alemania a través del puerto de Nueva York.
“Sabiendo que Nicaragua estaba intervenida por los gringos–escribió el poeta– en un cínico apoyo a los Somoza que les entregaban el país en bandeja, los izquierdistas mexicanos habíamos, de hecho, establecido una base de apoyo para los combatientes, quienes, de una manera desigual, pero aprovechando las ventajas de la táctica guerrillera, defendían a su invadida patria.”
Quienes se sorprenden con la presencia de los jóvenes Juan González y Lucía Morett en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Ecuador deberían asomarse a nuestra historia. Muchas de las claves que explican esta actitud se encuentran allí. Como hizo List Arzubide a fines de los veintes del siglo pasado, hay en México una larga tradición de apoyo de muy distinta naturaleza a movimientos insurgentes en otros países. Sin ir lejos, en 1937, durante la Guerra Civil Española, el pintor David Alfaro Siqueiros fue parte de las Brigadas Internacionales que apoyaron la República.
La lista de paisanos participantes en movimientos insurgentes, sea como combatientes, personal sanitario, organizadores políticos o en tareas de solidaridad, es enorme. En ella ocupa un lugar destacado Alfonso Guillén Zelaya, el más joven de los 82 hombres que, a bordo del Granma, zarparon hacia Cuba dirigidos por Fidel Castro, desde Tuxpan, Veracruz, la madrugada del 25 de noviembre de 1956, para hacer la primera revolución socialista del continente...