México, Venezuela: dos tipos de cuidado

La Jornada, 06 de febrero de 2007

Las relaciones diplomáticas entre México y Venezuela parecen haberse convertido en una nueva entrega de la célebre película Dos tipos de cuidado. Tanto es así que Felipe Calderón recientemente emuló uno de los momentos célebres del filme en el que Pedro Infante y Jorge Negrete celebran un intenso duelo a coplas. Apenas el pasado viernes, en el papel de Jorge Negrete, el michoacano dedicó una estrofa a Hugo Chávez: "Aquí no conocemos los tales valentones, pero si es necesario, nos sobra corazón".

El mandatario mexicano parece estar obsesionado con el presidente de Venezuela. Una y otra vez ha insistido en presentarlo como representante del nuevo Imperio del mal. Durante los comicios presidenciales del año pasado, buscó desprestigiar a Andrés Manuel López Obrador comparándolo con el venezolano. Volvió a arremeter contra el inquilino de Miraflores sin mencionarlo por su nombre a comienzos de este año en El Salvador. Durante la reciente gira por Europa se fue a fondo contra Chávez Fuentes oficiosas han dicho que el objetivo del mexicano es dar un debate de ideas acerca de las bondades del libre comercio y los peligros del populismo y el estatismo.

Lo curioso del caso es que la descalificación del proceso de transformación venezolano que hace tiene muy poca sustancia real. Se apoya, sí, en la densa nube de mentiras y verdades a medias que se han generado alrededor de ese país, que lejos de explicar lo que sucede, deforman la realidad.

¿Es cierto que la economía venezolana marcha mal y que su presidente ha llevado al país a una pobreza espantosa? No, no lo es. A contracorriente del Consenso de Washington, la revolución bolivariana ha echado a caminar un conjunto de políticas exitosas. La renta petrolera ha sido canalizada en programas educativos, de salud, de alimentos subsidiados, de diversificación de la planta productiva y de creación de empleo. Según Joseph Stiglitz, Chávez "parece haber tenido éxito en llevar salud y educación a los habitantes de los barrios de Caracas, quienes previamente habían visto pocos beneficios de la rica dotación de petróleo".

Los resultados están a la vista. El salario mínimo en Venezuela es de 220 dólares (junto a beneficios como el de tres meses de aguinaldo), cuando hace unos años era de apenas 100. Uno de los más altos en América Latina y superior al que perciben los trabajadores mexicanos: 137 dólares...