Miroslava Breach, Chínipas y la narcopolítica

La Jornada, 22 de diciembre de 2020

Chínipas es el pueblo en que nació la periodista Miroslava Breach. Es también la tierra del grupo criminal de los Salazar. En ese municipio fue alcalde, entre 2013 y 2016, el panista Hugo Amed Shultz, facilitador del asesinato de la corresponsal de La Jornada.

Chínipas es un pequeño poblado centenario fundado en 1626 por sacerdotes jesuitas para evangelizar a los indígenas. Está enclavado entre barrancas, en la Sierra Madre Occidental, en el suroeste del estado de Chihuahua, muy cerca de Sonora y Sinaloa.

Miroslava fue la tercera de seis hermanos. Sus padres, María y Jacobo, eran un matrimonio tradicional, con solvencia económica, muy respetado en el pueblo. Eran dueños de un almacén que vendía toda clase de mercancías, desde zapatos hasta dulces. Se dedicaban también al negocio de ganado.

Don Jacobo murió cuando Miros tenía apenas ocho años de edad. Su madre, para proteger a los pequeños –contó Rosa María, la hermana mayor, en un homenaje que se hizo a la corresponsal y a Javier Valdez en La Jornada– les ocultó la tragedia. A pesar de su corta edad, la futura periodista desconfió de la versión materna y la cuestionó insistentemente sobre el porqué de la ausencia de su padre. Doña María no tuvo más remedio que decirle la verdad.

Miros ayudaba a Rosa María a cuidar de sus hermanos, mientras su mamá trabajaba para sacar adelante la familia. Confiada, doña María dio a sus cuñados poder en todos su bienes. Abusivos, dejaron a la viuda y a los huérfanos sin nada.

Sin futuro en Chínipas, la familia Breach Valducea se mudó a Navojoa, Sonora, donde levantaron una vivienda de un cuarto de cartón con un techo de lámina. Dedicada y estudiosa, Miroslava fue invariablemente la primera de su clase, siempre en escuelas públicas.

En ese tiempo –según Rosa María–“la apasionó mucho el socialismo, la revolución rusa y la vida de Vladimir Lenin. Fueron temas que llevaba a la casa. Mi madre, toda asustada, decía: ‘no es posible que la Miritos esté leyendo esos libros, se está haciendo muy rebelde’”. Para tranquilizar a su mamá, le compraba a su hermana novelas de Corín Tellado.

Criada en la cultura del esfuerzo y la solidaridad, Miros estudió ciencias políticas en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, a pesar de que su opción original era la biología marina. Comenzó a hacer periodismo en el semanario Concepto, en La Paz, y posteriormente en el semanario La Opinión, en Los Cabos, Baja California Sur. En 1995, a los 34 años, regresó a Chihuahua, con su hija Andrea. Trabajó en El Heraldo de Chihuahua. Aprendió a reportear en las calles. En 1997 se hizo cargo de la corresponsalía de La Jornada...