La Jornada, 26 de enero de 2021.
Clemente Villegas Villegas se reunió con Rufino Vences Peña en el Burger Boy de Nezahualcóyotl. Le informó que prestaba sus servicios en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Y le ofreció un negocio: “calmar unas personas que se encontraban agitando, realizando paros, mítines y marchas a Palacio Nacional”. Le dio 60 mil pesos como adelanto de un pago de 300 mil, la media filiación del profesor Misael Núñez Acosta y la dirección donde debía hacerse “el trabajo”.
La chamba para la que lo contrató, por encargo de sus jefes del sindicato, consistía, lisa y llanamente, en asesinar a Misael Núñez Acosta el 30 de enero de 1981. Los “agitadores” a los que hizo referencia eran los dirigentes del Consejo Central de Lucha del Valle de México (CCLVM), entre los que se encontraban Ramón Couoh, Teodoro Palomino, Germán Aguilar, Juan José Altamirano y José González Figueroa. Reclamaban democracia sindical y más salarios.
Clemente era secretario particular de Ramón Martínez Martín, el dirigente nacional del SNTE, fiel escudero del cacique sindical Carlos Jonguitud Barrios. Nacido en Calnali, Hidalgo, perteneció al grupo porril de Los Cuchilleros en la Normal Superior de la Ciudad de México. En la escuela no dudaba en sacar la pistola para amenazar a los alumnos disidentes.
Tras la plática con Clemente, Rufino fue a buscar a su tío Joel Vences Hernández y a su amigo Jorge Mejía Piña. Tío y sobrino habían sido agentes judiciales del estado de México. Les explicó el trabajo que había que hacer y les adelantó 15 mil pesos. Armados con una Colt .45, robaron un auto Chrysler LeBaron, recordando sus tiempos de policías.
El 30 de enero, los asesinos se fueron a Tulpetlac a cumplir el encargo. Ocuparon el tiempo fumando mariguana. Alrededor de las 7 de la tarde le vaciaron a Misael el cargador de la Colt. El profesor cayó muerto. También el obrero Isidro Duarte Omaña. El maestro Daniel Darío Ayala fue herido...