La Jornada, 23 de enero de 2001
El 15 de enero, en la Sala Colbert de la Asamblea Nacional de Francia se realizó el coloquio Alternancia política:¿los mismos derechos para todos los mexicanos? Convocado por el Partido Verde y organizado por nueve organizaciones de solidaridad con México y asociaciones de mexicanos en ese país, el acto reunió a más de 200 personas para analizar los recientes cambios políticos en México, la situación de los derechos humanos y la lucha zapatista.
La celebración de un encuentro de esta naturaleza en la sede misma del Poder Legislativo, auspiciado por un partido político con representación parlamentaria, contradice la visión que el nuevo gobierno mexicano tiene sobre su imagen en el exterior y sobre el zapatismo. Se le reconoce a Vicente Fox el mérito de haber derrotado al PRI en las urnas, pero también se ve con precaución o franco escepticismo su oferta de respeto a los derechos humanos y de una solución pacífica al conflicto chiapaneco.
Afirmar --como hizo Jesús Preciado, comisionado del Instituto Nacional de Migración--que detrás del interés por México hay una "moda de mochileros que tienen una visión de romanticismo... (y que) se sienten como si estuvieran participando en la Revolución Francesa", sirve para evidenciar los prejuicios y la ignorancia del nuevo gobierno hacia lo que tiene enfrente, pero no para ubicar el problema en su exacta magnitud.
Asistieron al coloquio legisladores franceses, mexicanos que estudian posgrados y viven en Francia, catedráticos, activistas por los derechos humanos e integrantes de las redes de solidaridad con nuestro país. El número de personas mayores de 40 años en el auditorio era significativo, y fue notable el nivel de conocimiento sobre México que mostraron en sus preguntas y comentarios.
La embajada mexicana en Francia trató, en el último momento, de promover la participación de Mariclaire Acosta como ponente. Sin embargo, nunca presentó a los organizadores una petición oficial para que la embajadora fuera invitada.
Es difícil saber si los asistentes a la reunión ven a Chiapas como una nueva Revolución Francesa. Pero no estaría de más que Preciado se asomara a una obra de Federico Engels titulada De París a Berna, en la que caracteriza a la población parisiense como aquélla que "aúna la pasión por el goce con la pasión por la acción histórica, como jamás lo hizo pueblo alguno, cuyos habitantes saben vivir como los más refinados epicúreos de Atenas y morir como el más intrépido espartano, Alcibíades y Leónidas en uno..."