La Jornada, 06 de julio de 2010
Hace apenas una semana, en el cierre de campaña del candidato a gobernador Eviel Pérez Magaña en la cuenca del Papaloapan, ante una multitud de cerca de 20 mil simpatizantes, Enrique Peña Nieto dijo: En Oaxaca iniciará la brecha donde haremos el camino para que regrese el PRI a Los Pinos.
Antes, el candidato tricolor se había comprometido con el mandatario del estado de México a ayudarlo a ganar la Presidencia de la República en 2012, en agradecimiento al apoyo que le había brindado. Los priístas gritaron ¡presidente, presidente! Peña Nieto respondió: Claro que vamos a ganar 2012, pero primero ganaremos Oaxaca con Eviel Pérez Magaña. Más tarde, durante el cierre de campaña de Javier Duarte en Veracruz, sentenció: El PRI triunfará en los 12 estados este 4 de julio.
Sin embargo, las predicciones de Peña Nieto de carro completo para el 4 de julio fallaron. Pérez Magaña fue derrotado en los comicios en Oaxaca, y el tricolor sólo ganó nueve gubernaturas de las 12 en juego. En Puebla y Sinaloa, los candidatos del PRI –aliados del gobernador mexiquense– no pasaron la prueba de las urnas. Y Peña Nieto se convirtió en uno de los grandes perdedores de la contienda.
En esas condiciones, asegurar –como Beatriz Paredes– que el tricolor tuvo en las pasadas elecciones un avance verdaderamente contundente, es insostenible. El PRI, es cierto, conservó el mismo número de gubernaturas que tenía antes del 4 de julio, pero perdió dos estados claves en términos del padrón electoral (Oaxaca y Puebla, cuarto y quinto lugar, respectivamente), y recuperó dos entidades con muy pocos votantes: Aguascalientes y Tlaxcala.
A pesar del triunfalismo de Jesús Ortega, los resultados fueron francamente malos para el Partido de la Revolución Democrática (PRD). El sol azteca perdió de calle Zacatecas, uno de los pocos estados que administraba, y, en las coaliciones victoriosas en las que participó (salvo el complejo caso de Oaxaca), desempeña el papel de furgón de cola. Quienes ganaron no pertenecen a ese partido y su programa está lejos de ser una plataforma de gobierno. La izquierda partidaria quedó absolutamente desdibujada.
En cambio, una delas ganadoras de la jornada electoral es Elba Esther Gordillo. En Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas, Zacatecas, Durango, Hidalgo, Aguascalientes y Quintana Roo se sumó al PRI. Ganó en todas, salvo en Sinaloa. En Tlaxcala, Oaxaca y Puebla apoyó a las coaliciones con el PAN y el PRD; perdió en una...