PRD: los Robinson en su isla parlamentaria 

La Jornada, 08 de diciembre de 2009

La distancia no es sólo geográfica sino, sobre todo, política. El mismo día en que electricistas, maestros y organizaciones populares protagonizaron una de las más importantes protestas sociales en la capital del país en los meses recientes, los delegados del Partido de la Revolución Democrática se concentraron en Oaxtepec, a poco menos de 100 kilómetros de la ciudad de México, para realizar su congreso nacional.

El partido del sol azteca se ha mantenido a prudente distancia de la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Es cierto, han hecho acto de presencia en sus movilizaciones las corrientes estructuradas en torno a Andrés Manuel López Obrador y René Bejarano, pero su dirección nacional como tal ha estado ausente de las protestas. Algunos de los diputados y senadores que integran sus grupos parlamentarios se han comprometido a promover una controversia constitucional, pero, en lo central, no se han involucrado a fondo en el conflicto.

Este alejamiento de los electricistas no es novedoso ni exclusivo. Si en la fundación del PRD fueron determinantes muchos movimientos populares, hoy el partido se ha divorciado, en lo esencial, de ellos. En los hechos casi no les presta apoyo ni solidaridad ni orientación. Marcha desvinculado de su dinámica. Gran cantidad de dirigentes sociales que participaron en su nacimiento están hoy más dedicados a la búsqueda de cargos de elección popular o de posiciones dentro de los gobiernos locales que en buscar modificar la correlación de fuerzas del campo popular. Las organizaciones en las que participan funcionan cada vez más como grupos de presión dentro del partido.

El PRD ha reproducido en su interior, de manera ampliada, la política clientelar y corporativa que en el pasado la izquierda criticó al PRI. La entrega de despensas a los seguidores que votan en favor de los candidatos de una corriente, el pase de lista en las movilizaciones, la gestión de prebendas son prácticas comunes, no anecdóticas.

Dentro del partido ha desaparecido la militancia desinteresada que fue, durante muchos años, una de las ventajas comparativas de la izquierda. Miles de activistas se involucraban en alguna actividad política guiados por sus convicciones, sin esperar recibir nada a cambio. Hasta hace unos años, para ser integrante de una organización política progresista debía pagarse una cuota...