PRI: el neonato envejecido

La Jornada, 29 de mayo de 2012

Bastaron dos semanas de protestas estudiantiles para que el nuevo PRI mostrara su vejez. Las marchas de los jóvenes develaron la falsedad de la renovación tricolor y su candidato a la Presidencia. El movimiento #YoSoy132 puso al descubierto el fundado temor de una parte importante de la sociedad mexicana ante el regreso del tricolor y sus viejas formas de hacer política, asociadas todas al autoritarismo presidencial.

La reacción de Pedro Joaquín Coldwell, presidente del PRI, y del senador Arturo Escobar y Vega, su aliado del Partido Verde, intentando descalificar la legitimidad de las protestas estudiantiles en la Universidad Iberoamericana, mostraron que el partido continúa anclado a las viejas prácticas y que el discurso del nuevo PRI no es sino un recurso retórico vacío y demagógico.

Enrique Peña Nieto intenta convencer de que el nuevo PRI no va a resucitar viejas formas de hacer política, que ya están sepultadas. Es momento de romper con el pasado, aseguró el 25 de mayo. Sin embargo, ni hay caras nuevas en el partido ni mucho menos se ha emprendido su reforma desde el interior.

Ante la protesta, los tecnócratas que controlan los contenidos de la campaña han mostrado no sólo falta de reflejos, sino muy poca imaginación política. Creyeron que la acción combinada de televisoras, encuestas, intelectuales mediáticos e intereses empresariales era suficiente para ganar la Presidencia. Ahora, frente a un movimiento que se declara simultáneamente político y apartidista y que cuestiona frontalmente su modelo de hacer política, navegan a la deriva.

El decálogo-manifiesto para una presidencia democrática que el equipo de campaña del candidato se sacó de la manga como reacción ante las protestas estudiantiles, y que no es sino el refrito de libertades contenidas en la Constitución, habla de la debilidad ideológica y programática del PRI. La pobreza teórica del documento camina de la mano de la precariedad del vocabulario de Peña Nieto. En sus intervenciones públicas, el aspirante a la primera magistratura es incapaz de utilizar más de 500 palabras distintas.

Para algunos analistas cercanos al tricolor, la renovación del partido proviene de tres vertientes diversas. La primera es la ascendencia de una nueva generación de tecnoburócratas, jóvenes funcionarios formados en la Ivy League o en universidades estadunidenses de excelencia, estrechamente vinculados a los intereses del capital financiero. La segunda es la autonomía de sus gobernadores, facilitada por 12 años de gobiernos panistas. La última –y la que más se divulga en la opinión pública– es el surgimiento y empoderamiento de una nueva camada de políticos, cuya expresión más acabada es que un joven gobernador, por primera vez, haya ganado la candidatura presidencial...