La jornada, 05 de agosto de 2003
Cada año, al comienzo de marzo, se trasladan a Cancún alrededor de 50 mil jóvenes, en su mayoría estadunidenses. Son mundialmente conocidos como springbreakers. Usan sus vacaciones de primavera para "alocarse" y escapar de las reglamentaciones en las que viven cotidianamente. Aunque muchos son menores de edad se emborrachan, consumen droga y practican sexo callejero. Lo que no pueden hacer en sus lugares de origen, lo viven en las playas mexicanas.
Este septiembre llegará a las costas quintanarroenses una nueva variedad de romperregulaciones. Asistirán, como protagonistas ventrales, a la quinta reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Aunque la mayoría tienen bastantes años más que los muchachos que se "revientan" en primavera, su apetito para desembarazarse de las reglas laborales, ambientales o de protección nacional que contienen la expansión irracional de las grandes empresas trasnacionales es casi insaciable. Son los springbreakers del libre comercio.
Viajarán a Cancún este otoño para derribar las barreras que protegen las agriculturas campesinas, controlar los mercados agrícolas mundiales, apropiarse de la vida de todos mediante patentes, desmantelar los sistemas de salud pública y avanzar en el establecimiento de nuevos compromisos en el terreno de las inversiones extranjeras, compras gubernamentales, políticas de competencia y facilidades aduanales. Su objetivo es establecer las reglas de un sistema de inversión, producción y comercio acorde con los intereses de las grandes corporaciones que no pueden fijarse país por país.
Aunque formalmente se trata de una institución multilateral que representa intereses de estados nacionales, en la práctica, desde su nacimiento en 1995, la OMC y las grandes corporaciones trasnacionales son como hermanos siameses. Al comenzar el nuevo milenio, las 200 principales compañías del mundo desarrollan 28 por ciento de la actividad económica mundial, las 500 mayores realizan 70 por ciento del comercio mundial y las mil más grandes controlan más de 80 por ciento de la producción industrial del planeta.
Muchos observadores han descrito las normas de la OMC como una declaración internacional de derechos de las compañías multinacionales. Ello se refleja en el funcionamiento real de la institución multilateral, que no coincide necesariamente con su operación pública abierta.
El primer borrador de la propuesta agrícola de Washington en la ronda de Uruguay -antecedente directo en el nacimiento de la OMC- fue elaborado por quien sería su negociador: un antiguo ejecutivo de Cargill, el gigante agroalimentario mundial. Concluida su misión, regresó a laborar en la compañía...