Vidulfo Rosales y el Guerrero bronco

La Jornada, 20 de abril de 2021 

Guerrero es un polvorín. Más de 10 mil almas han huido de sus comunidades por la violencia del narco. Dejaron atrás casas, cosechas, animales y difuntos. Viven donde pueden, con todo tipo de precariedades, temiendo por su vida. Los criminales quieren el control absoluto de los territorios y recursos naturales. 

Según el gobierno de la entidad, 14 grupos delincuenciales se disputan rutas, mercados, predios para sembrar estupefacientes y plazas para extorsionar. Han crecido de la mano de las autoridades de turno. Junto a sus pugnas caminan muertos, desaparecidos, torturados, desplazados y mujeres abusadas. Para centenares de miles de guerrerenses, la violencia es el pan nuestro de cada día. 

La vida y seguridad de los luchadores sociales está en permanente peligro. Así ha sido, al menos desde 1960, pero ahora es peor. El trabajo sucio de eliminar opositores que antes hacían el Ejército y la policía ahora ha sido subrogado a las bandas criminales. Ellas se encargan de ejecutar y desaparecer, con absoluta impunidad, a ecologistas, defensores de los bosques, críticos de la minería a cielo abierto, líderes estudiantiles. 

Si alguna vez estuvo en duda el que los niños de las comunidades rurales tenían eso que llamamos infancia, porque debían incorporarse al trabajo en los predios o a las labores domésticas, hoy ya no la hay. En comunidades como José Joaquín Herrera, 31 pequeños nahuas de entre seis y 11 años se vieron obligados a tomar las armas e integrarse a la Policía Comunitaria para defender su vida. Como modernos señores de horca y cuchillo, los sicarios de Los Ardillos, con importantes nexos con políticos locales. Para sobrevivir, los niños se tienen que volver hombres y aprender a embrazar fusiles y escopetas. 

Ante ello, figuras como el abogado Vidulfo Rosales, defensor incorruptible de los padres de los 43 muchachos de Ayotzinapa desaparecidos, han levantado la voz para construir un camino hacia la reconciliación. En reciente escrito en que llama a desmontar el cacicazgo de la izquierda, lamenta que Morena, a pesar de contar con mayoría en el Congreso local, no hizo reforma alguna de gran calado. Más: abandonó legislar para el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos. 

Vidulfo llama a elaborar un programa que ponga en el centro los grandes temas de la entidad: 1) verdad y justicia, 2) bienestar y 3) la construcción de la paz y el tejido social. 

El licenciado Rosales nació en 1976 en el poblado de Totomixtlahuaca, municipio de Tlacoapa, en Guerrero. La región, mayoritariamente me’phaá o tlapaneca, se encuentra lejos de los grandes centros urbanos de la Montaña y la Costa y, durante muchos años, estuvo casi incomunicada...