La Jornada, 24 de febrero de 2015
Con 72 años de edad, don Félix Serdán decidió que era indio. Buscó en sus raíces, como se lo sugirió Andrés Segura, capitán mayor del grupo Xinastli, y concluyó que si su abuela Tiburcia Quevedo, de la comunidad de Coatetelco, en Morelos, hablaba náhuatl y se curaba con medicina tradicional, él era indígena.
Ya mucho había caminado don Félix para ese entonces. Nacido el 19 de enero de 1917, apenas 24 horas antes de un combate cercano al paso del río de su pueblo, Galeana, comenzó a luchar, armado, desde los 18 años. Fue el menor de 13 hermanos. Su padre, trabajador rebelde de una hacienda cercana a Zacatepec y revolucionario zapatista, víctima del odio carrancista, gestionó en 1920 la dotación del ejido Galeana.
Don Félix cursó hasta cuarto año en el Instituto Benjamín N. Velasco en Querétaro. En 1933 siguió sus estudios en la colonia Peralvillo, en la ciudad de México, apoyado por Pedro, uno de sus hermanos. Pandillero juvenil, dejó las malas compañías, el tabaco y el alcohol después de una crisis de conciencia.
Conoció al legendario líder Rubén Jaramillo en 1930, cuando éste era ministro de la Iglesia metodista. Su vida estaría marcada por ese encuentro. Seis años después, él mismo entró a un seminario de esa Iglesia, donde estuvo seis meses. Salió de allí decepcionado porque los maestros apoyaban a quienes tenían vocación de oradores aunque su conducta fuera inapropiada. Él no lo era. Se consideró no apto para engañar ni para engañarse y les dijo adiós.
Junto a Jaramillo participó en el paro obrero-campesino del ingenio de Zacatepec en 1942. Un año después se fue al monte con el grupo guerrillero, hasta que fue herido y capturado por el Ejército. Con una máquina de escribir a cuestas, participó en la elaboración del Plan de Cerro Prieto. Sus demandas –explicó– son las mismas que después enarboló el EZLN. Íntegro, rechazó los ofrecimientos de ayuda que le hizo el presidente Manuel Ávila Camacho.
Don Félix promovió la organización del Partido Agrario Obrero Morelense (PAOM) en 1944, que postuló en dos ocasiones a Jaramillo para la gubernatura del estado, y defendió a trabajadores y labriegos.
En 1945 se fue de bracero a Nueva York, pero no quiso seguir trabajando allí. De regreso en México, y sin haber tomado curso alguno en la normal, lo nombraron maestro, primero de escuela unitaria y después jefe de sector. Los maestros –como se lo dijo un policía– son el paño de lágrimas de los campesinos. Él era las dos dos cosas simultáneamente. En 1955 fue parte del comité de huelga de un paro magisterial en el estado...