La Jornada, 16 de junio de 2015
A. Claudio X. González le gusta presentarse como activista social y filántropo preocupado por la educación. Sin embargo, la actividad favorita en los últimos años del presidente de la organización patronal Mexicanos Primero es estigmatizar a los maestros, desacreditar la enseñanza pública e intimidar a quienes no se supediten a su agenda y sus deseos.
Apenas en mayo pasado, en Morelia, en el marco de la Agenda por Michoacán, firmada por seis aspirantes a gobernar esa entidad, en la que se comprometieron a impulsar seis ejes de políticas públicas, Claudio X. González amenazó a quienes no suscribieran los compromisos del sector empresarial en materia educativa con exhibirlos ante la sociedad.
No fue un caso único. Así se las gasta. En plena campaña electoral federal, Mexicanos Primero y otras 100 organizaciones patronales, varias de ellas dedicadas a la presión política y cabildeo en materia de instrucción pública, emplazaron a los partidos políticos a suscribir los 10 Compromisos por la Educación Nacional con Equidad y Calidad.
Entre las organizaciones promotoras del compromiso se encuentran sindicatos patronales, como el Consejo Coordinador Empresarial, la Confederación Patronal de la República Mexicana, la Cámara Nacional de Comercio, la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles y el Consejo Mexicano de Negocios. Están, también, instituciones educativas privadas auspiciadas por órdenes religiosas del tipo de la Universidad Anáhuac, la Universidad La Salle de Chihuahua, el Colegio Israelita de México y la Universidad Hebraica. También la ultraderechista Unión Nacional de Padres de Familia, organizaciones fantasmagóricas, como la Alianza de Maestros, o asociaciones como Jacaranda Education.
El que sindicatos patronales, universidades privadas de corte religioso y grupos de cabildeo y presión empresariales presionen a los partidos políticos en plena contienda electoral para que asuman compromisos en materia de educación pública es, por lo menos, sospechoso. Sin embargo, fue presentado ante la opinión pública como natural y legítimo.
A pesar de ello, la presión de Mexicanos Primero y sus aliados para la firma de los 10 Compromisos fracasó estrepitosamente. Cinco partidos –el de la Revolución Democrática, del Trabajo, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano y Morena– se negaron a suscribirlo.
Encolerizado ante el descalabro, asumiéndose como la autoridad educativa de facto, Claudio X. González sentenció que quienes rechazaron la firma del decálogo reprobaron esta prueba ciudadana. Para mí –señaló– son rajones, y les exigió cumplirlos.
Como parte de su extorsión político-electoral, Mexicanos Primero publicó costosos desplegados a plana entera en cinco periódicos de circulación nacional, advirtiendo: Los mexicanos tenemos derecho a saber qué partidos y qué candidatos están con la reforma educativa y el estado de derecho y quiénes en contra. En el lado izquierdo de la inserción pagada puso los logotipos de los institutos políticos que aceptaron su chantaje con una palomita verde a su lado, y del lado derecho los emblemas de quienes lo objetaron con un tache rojo y un letrero que dice: No firmó. Y, ya encarrerado, de cara a las elecciones, amenazó: La tarea no termina el 7 de junio, sólo comienza...