El avance de la revolución conservadora

La jornada, 04 de junio de 2002

Más que como mariscal de campo de un equipo de futbol americano Vicente Fox se comporta cual liniero ofensivo. No conduce el partido, pero choca con la escuadra rival.

Mientras el jefe del Ejecutivo se enfrenta al Congreso y a los medios de comunicación, la ultraderecha, recién salida del clóset, avanza. Coloca sus cuadros en puestos claves de la administración pública, fija la agenda nacional, establece políticas públicas y desarrolla poder de veto, al tiempo que se lanza a fondo en la empresa de crear una nueva cultura política basada en valores "familiares" y cristianos. Ocupa posiciones en el sector salud, educación, trabajo, agricultura, en el área de desarrollo social, en la reforma agraria, en los aparatos de seguridad nacional y de procuración de justicia. Asimismo ha convertido la inseguridad pública y la procuración de la justicia en los instrumentos para generar el sentido común de que es necesaria una política de mano dura que ponga "orden".

Con el PAN desgarrado por una grave crisis de identidad, la nueva coalición de fuerzas gobernante ha habilitado como organismos ideológicos dirigentes a las cámaras patronales y al mundo de la filantropía articulado alrededor de la fundación Vamos México. Más que desde las filas del partido blanquiazul muchas de las grandes definiciones ideológicas y de las batallas políticas claves del sexenio en la opinión pública están siendo libradas por la Coparmex, el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios.

La labor de Marta Sahagún al frente de Vamos México rebasa sus actividades asistenciales o sus funciones como primera dama. Su activismo apunta a la centralización y subordinación de un amplio segmento de ONG de inspiración empresarial y cristiana, prepara la fundación de un nuevo corporativismo, al tiempo que promueve un ideario cercano a la filosofía de organismos religiosos como los Legionarios de Cristo y el Opus Dei. Sahagún habla un día como esposa del Presidente y al siguiente toma la palabra a nombre de la sociedad civil. Sustituye el discurso de los derechos por la filantropía, el cumplimiento de las obligaciones redistributivas del Estado por la caridad.

El reconocimiento de derechos económicos y sociales está en retirada en la actual administración. Cuando el Presidente de la República dice que se necesita una nueva Constitución, o cuando su secretario del Trabajo, Carlos Abascal, afirma que la ley laboral es incumplible en muchas empresas, porque la legislación vigente fue pensada para medianas y grandes compañías que no representan más de 2 por ciento de la planta productiva nacional, reivindican la necesidad de cancelar conquistas sociales que limitan la voracidad del capital...