Oaxaca: la invención de la realidad

La Jornada, 03 de noviembre de 2015

Este 2 de noviembre reinó el caos. La SEP anunció que habría clases. Pero apenas nadie le hizo caso. Y, ante la evidencia del fracaso de su instrucción, tuvo que recular y decir que, en caso de que alguna autoridad educativa estatal, en el ejercicio de sus facultades, autorizara la suspensión de actividades lectivas, debería asegurar la reposición del día.

Con la misma esquizofrenia informativa, la secretaría declaró que entre el magisterio hay un gran respaldo a la evaluación, pero que ampliaba el plazo para que los maestros presentaran evidencias de su desempeño profesional. Ramiro Álvarez, coordinador nacional del Servicio Profesional Docente, aseguró que ha habido una respuesta muy padre para la educación de este país, y que los profesores han respondido masivamente al llamado a evaluarse.

Pero, de ser eso cierto, ¿por qué la SEP pospuso, una vez más, el plazo para presentar evidencias, y anunció que los maestros pueden hacer el examen aunque no hayan cumplido con este requisito? La respuesta es obvia: porque es mentira que muchos maestros acepten la evaluación y están desobedeciendo la orden de la SEP.

Los profesores que han sido designados por la autoridad para someterse a la evaluación sobre el desempeño deben seguir cuatro pasos. En el primero, el director de la escuela debe dar un informe sobre el maestro a su cargo. En el segundo, el docente está obligado a subir a una plataforma (que funciona muy mal) otro sobre su desempeño laboral. Estas dos fases han tenido que ser aplazadas de manera reiterada.

La tercera y cuarta etapas consisten en la aplicación de un examen estandarizado de opción múltiple, que hace las mismas preguntas a profesores que laboran en distintas realidades socioeconómicas y culturales.

Este afán de la SEP de ocultar y desvirtuar la realidad es aún mayor a la hora de informar sobre el pleito que tiene con el magisterio democrático. Con euforia, omnipotencia y soberbia, los funcionarios educativos han anunciado, un día sí y otro también, que la CNTE está derrotada y que la reforma educativa avanza en todo el país. Lo hacen, al tiempo que encarcelan a cuatro de sus dirigentes locales en penales de alta seguridad, amenazan con arrestar a 116 más y advierten que serán despedidos los profesores que no se evalúen. ¿Por qué reprimir de esta manera si la disidencia ya fue vencida?

Como parte de esta política ficción, apenas este lunes, el secretario Aurelio Nuño declaró a Excélsior que en Oaxaca, antes de retomar la rectoría del estado en materia educativa, y crear el nuevo Instituto Estatal de Educación Pública en Oaxaca (Ieepo), la sección 22 lograba que todos los maestros de la entidad suspendieran labores. Según él, antes la dirección sindical movilizaba en las calles a 30 mil docentes. Ahora, sostiene el secretario Nuño, en el pasado paro del 2 de octubre laboraron 30 por ciento de los trabajadores de la educación, y en el del 12 trabajó 35 por ciento. Además –dijo– sólo marcharon 5 mil personas...