La jornada, 11 de junio de 2002
No fue un berrinche personal. Cuando Luis Enrique Flores Fuentes rompió el diploma que le entregó Marta Sahagún el pasado miércoles 29 de mayo estaba expresando la irritación de muchos jóvenes ante la imagen de México como un país de novela rosa transmitida desde el poder. Un país en el que el influyentismo se ha vestido de filantropía.
El caso del estudiante Flores Fuentes no es un hecho aislado. El malestar social, la indignación contra el nuevo gobierno y la desobediencia civil crecen en la misma proporción en que se frustran las esperanzas del cambio.
En Atenco no pasa un día sin que se produzcan choques entre ejidatarios y una autoridad que parece tener como política ante el conflicto esperar al desgaste del movimiento. Apenas el pasado 3 de junio los campesinos que rechazan la expropiación de sus tierras para construir un nuevo aeropuerto entregaron a la Suprema Corte de Justicia al búlgaro Krassimir Kiriloviankov y a cinco empleados retenidos que ilegalmente realizaban trabajos de exploración en su territorio.
En un episodio lleno de simbolismo (la imagen del poder es el poder de la imagen), maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) arrancaron barrotes de la Secretaría de Gobernación, rompieron las puertas del Senado, tomaron las instalaciones de la SEP e irrumpieron en las oficinas del ISSSTE. Tan sorprendente como estas acciones es que durante días las autoridades competentes se hayan negado a abrir canales de negociación con una fuerza que se moviliza a la ciudad de México durante estas fechas desde 1979.
En las normales rurales de Amilcingo y Atequiza los estudiantes secuestraron y quemaron vehículos como medida de presión para que sus demandas fueran atendidas. Las normales rurales son en un medio sin futuro, como es el campo mexicano, la última oportunidad de ascenso social para los hijos de labriegos. Su radicalidad ha sido una constante durante décadas, pero se ha incrementado en los últimos años.
En Aguascalientes y otros estados, donde existe riego agrícola por bombeo, se han producido fuertes movilizaciones de productores rurales en contra del incremento a las tarifas eléctricas, acompañadas de amenazas de toma de edificios públicos. En Chihuahua el contrabando de diesel desde Estados Unidos se ha hecho práctica común de los agricultores, como las protestas en contra del Tratado de Libre Comercio. En toda la frontera es patente la inconformidad de los hombres del campo por la oferta presidencial de entregar agua a Estados Unidos...