El fracaso de #VibraMéxico

La Jornada, 14 de febrero de 2017

Las movilizaciones convocadas por #VibraMéxico este 12 de febrero fueron un fracaso. En Ciudad de México marchó mucho menos gente de la que sus organizadores esperaban. En Puebla salieron a la calle apenas 300 personas, en Hidalgo 200, en Villahermosa 900 y en Oaxaca ninguna.

El tamaño del descalabro en el llamado a marchar en Ciudad de México puede verse en la cantidad de banderas nacionales y anti-Trump que los vendedores ambulantes no alcanzaron a vender. Nos dijeron que íbamos a hacer nuestro agosto y, mire usted: ni para el gasto sacamos, dijo una comerciante mostrando un montón de lábaros patrios en las manos.

La dimensión del golpe puede medirse también por la forma precipitada en que muchos de los convocantes abandonaron la movilización, sin esperar que siquiera se cantara el Himno Nacional a las dos de la tarde. Cubiertos por sus guaruras, muchos pusieron pies en polvorosa poco después de llegar al Ángel de la Independencia y dejarse tomar unas cuantas fotos.

Finalmente, la magnitud del varapalo recibido puede observarse al comparar las cifras de los asistentes a las marchas del domingo con las protestas contra el gasolinazo que se han efectuado en todo el país desde comienzos de 2017.

En síntesis, a pesar de contar con el patrocinio de Televisa y de varios medios electrónicos, naufragó la convocatoria a salir a las calles contra Trump, lanzada por un conjunto de intereses empresariales disfrazados de grupos ciudadanos, la derecha empresarial y directivos de instituciones universitarias.

¿Por qué, a pesar del enorme sentimiento anti-Trump (y antiestadunidense) que existe en todo el país, la población no acudió al llamado de #VibraMéxico? Por una razón muy sencilla: no tuvo confianza en los organizadores. Algunos, como Claudio X González, María Elena Morera o, la convocante a la marcha paralela Isabel Miranda de Wallace, son indigeribles para amplios sectores de la población. Y varios otros más son vistos como inventos del panismo reciclados por el PRI como interlocutores a modo (María Amparo Casar, en los hechos vocera de la convocatoria, fue coordinadora de asesores de Santiago Creel, secretario de Gobernación de Vicente Fox).

Entre los asistentes a la marcha en Ciudad de México hubo muy pocos jóvenes y muchos perros, a los que sus amos sacaron a pasear por Reforma, aprovechando la ocasión. Curiosa ironía (la de la juventud, no la de los canes): en una movilización a la que se adhirieron rectores de varios centros de educación superior, los estudiantes, muy activos en la solidaridad con Ayotzinapa, desertaron en su mayoría de #VibraMéxico. Hoy, rectores como Enrique Graue, de la UNAM, enfrentan un severo enojo de su comunidad, de pronósticos reservados...