La Jornada, 06 de junio de 2017
Ro Cortina es un joven locutor de radio en Aguascalientes. Conduce el programa Exafm, especializado en grandes éxitos de música juvenil, perteneciente a MVS. Le encanta subir a su página de Facebook fotos suyas en actitud de mira qué guapo y qué buena onda soyo con muchachas a su lado.
Pero, a juzgar por sus comentarios al aire, también tiene otras pasiones un poco menos frívolas: aborrece a los normalistas rurales. El pasado 2 de junio, a eso de las 4:20 de la tarde, tras comentar un bloqueo que las estudiantes de Cañada Honda habían hecho en Aguascalientes, dijo con el micrófono abierto: No nos faltan 46 (sic), nos sobran muchos que deberían de desaparecer en fosas clandestinas. De inmediato puso una canción.
El odio que personajes como Claudio X González y grupos como Mexicanos Primero han sembrado contra el normalismo ha fructificado. La opinión del locutor es evidencia nada sutil de ello. Los 46 (43, en realidad) que desaparecieron son los jóvenes de Ayotzinapa. Quienes –según Ro Cortina– deben ser sepultadas en fosas clandestinas son las alumnas de la Escuela Normal Rural Justo Sierra Méndez de Cañada Honda, Aguascalientes.
Ese 2 de junio del comentario radiofónico fue un día intenso para las jóvenes normalistas rurales. Comenzó a las 6 de la mañana con la toma de las instalaciones del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA), para exigir, infructuosamente, ser atendidas por el Raúl Silva Pérez chica, director general de la institución. A las 2, efectuaron una marcha, para conmemorar el séptimo aniversario de la represión gubernamental en su contra. Y ya encarreradas, junto a compañeros de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm), bloquearon el crucero de avenida Siglo XXI y carretera 45 Norte. Finalmente, los antimotines las desalojaron a golpes, según dijo el mando a cargo de la operación: respetando sus derechos humanos.
La tarde del sábado la policía intentó meterse por la fuerza al plantel. Las muchachas se pegaron al portón e impidieron que entrara. Indignadas, dicen: No hemos hecho nada y nos responden de esa manera. En los últimos años, ser estudiante es peor que ser delincuente.
Las jóvenes radicalizaron su lucha después de buscar inútilmente negociar en varias ocasiones con las autoridades gubernamentales. “Fuimos –explicó una de su voceras– a las instancias correspondientes durante varios días, y no nos hicieron caso. Ya nos cansamos de tratar de hablar con ellos. Ni siquiera nos han mandado un comunicado. El gobierno miente al decir que hay mesas negociadoras. Ellos quieren que se haga lo que ya decidieron y punto.”
Las alumnas se oponen a los cambios que las autoridades educativas efectuaron a la convocatoria de ingreso de la normal rural, que convierte a la escuela en mixta (actualmente es sólo para mujeres) y reduce la matrícula de 120 a 100 estudiantes. “Nos interesa –aseguran– la educación, nos seguimos preparando. Pero nos quieren quitar 20 lugares. Nos roban de cualquier manera.”...