Wuaut+a-Kuruxi Manuwe y la lucha por la vida

La Jornada, 10 de octubre de 2017

Juego de luces y de sombras, el México oficial, el de los discursos gubernamentales, los boletines de prensa, las leyes y los análisis de los intelectuales mediáticos, ignora y oculta a muchos otros Méxicos. Lejos de los reflectores, en el apagón informativo hacia las serranías y selvas donde viven, los pueblos indios resisten la embestida de ganaderos y mineras contra sus territorios y recursos naturales.

Con el pretexto de otorgar certidumbre jurídica al campo, el 6 de enero de 1992 se publicó en el Diario Oficial la reforma que dio por finalizado el reparto agrario. De un plumazo fueron suprimidos todos los preceptos que reglamentaban la prohibición del latifundio y la repartición de la tierra, y señalaban las instituciones encargadas del mismo. Sin embargo, a pesar de la determinación oficial de izar la bandera blanca en el campo hace 25 años, la lucha por la tierra sigue. Una cosa es lo que decreta el México oficial y una muy otra la que hacen valer los pueblos con su lucha. Utilizando los pequeños resquicios legales que aún quedan no sólo se oponen al despojo sino que, incluso, en algunas regiones han pasado a la ofensiva para recuperar sus territorios.

Así lo hace, en el norte de Jalisco, la comunidad wixaritari de Wuaut+a-Kuruxi Manuwe (San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños), ubicada en el municipio de Mezquitic. La comunidad está solicitando la restitución de más de 10 mil hectáreas en 45 juicios, más otros 20 que están pendientes de iniciar. Las demandas se tramitan en el Tribunal Agrario número 16 de Guadalajara. Las tierras, sin embargo, están en Nayarit y su ejecución le corresponde al Tribunal Agrario 56 de Tepic.

Evidencia del divorcio existente entre el país oficial y los Méxicos reales es el territorio wixaritari, que, no obstante ser una unidad demográfica, étnica y cultural compacta, se esparce a través de los estados de Jalisco, Nayarit, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí. Y, a pesar de contar con tierras amparadas en títulos en su favor desde 1718, en plena época colonial, los wixaritari se enfrentan a ganaderos mestizos que adquirieron ilegalmente esos predios a principios del siglo pasado.

Armados de una paciencia ejemplar, las comunidades huicholas han emprendido la recuperación de sus territorios haciendo uso de todos los recursos legales a la mano. A lo largo de los años han tocado, una y otra vez, la puerta de las instituciones gubernamentales para exigir justicia. Han asistido a las más diversas reuniones en Tepic, Guadalajara y Ciudad de México. Y, cansados de esperar, han tomado calles y recuperado, por la vía de los hechos, predios que les pertenecen.

Lejos de encontrar una solución al conflicto, las autoridades gubernamentales les dan largas. Muchas de ellas juegan sus cartas en favor de los pequeños propietarios. Hace un año, para dar cumplimiento a una resolución en su favor, los huicholes ocuparon 182 hectáreas en las cercanías del municipio de Huajmic, y levantaron varias viviendas. Los ganaderos mestizos respondieron metiendo cuatrimotos al terreno y destruyendo las casas...