La Jornada, 19 de diciembre de 2017
El anunció cimbró al amplio movimiento de comunidades indígenas, científicos, artistas, campesinos y activistas que rechazan la siembra de maíz transgénico en México. Víctor Villalobos, el operador político de las grandes consorcios agroindustriales y promotor de los transgénicos, será el futuro titular de la Secretaría de Agricultura, en caso de que Andrés Manuel López Obrador gane las elecciones en 2018.
Víctor Villalobos es ajonjolí de todos los moles políticos. Lo mismo del PRI que del PAN, y ahora de Morena. Fue consultor externo y empleado de Monsanto, y consejero del Grupo Pulsar, del que formaba parte Seminis, gigante de los transgénicos y controladora del mercado mundial de semillas, hasta su venta propiedad de Alfonso Romo, el coordinador del Proyecto de Nación 2018-2024 de López Obrador.
Los puestos públicos de nivel que Villalobos ha ocupado son muchos: subsecretario de Recursos Naturales y primer secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados durante el gobierno de Ernesto Zedillo, subsecretario de Agricultura con Vicente Fox, y coordinador general de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Agricultura durante los tres primeros años de la administración de Felipe Calderón.
Como funcionario ha cometido algunos pecadillos. Por ejemplo, no separar sus funciones en la iniciativa privada con las de la administración pública, representando, sin pudor alguno, los intereses de las grandes trasnacionales. No en balde fue un entusiasta promotor de la ley Monsanto. Durante la era foxista, Vía Campesina, Greenpeace y la Fundación Heinrich Böll lo acusaron de dobletear chambas en la administración pública y la iniciativa privada.
Pero no sólo eso. Con la representación del gobierno mexicano, Villalobos saboteó en la reunión de 2004 en Kuala Lumpur, las medidas de precaución para profundizar el Protocolo de Cartagena, el instrumento internacional que regula los organismos vivos modificados, producto de la biotecnología moderna. Invariablemente se alineó con los países protransgénicos. Y, por si fuera poco, ocultó información pública clave relacionada con la contaminación de maíces nativos.
La designación de Víctor Villalobos como futuro conductor de la agricultura del país es una bofetada a la comunidad que lucha por la defensa de los maíces nativos en México desde enero de 1998. Una parte muy importante de esa comunidad, que fundó en mayo de 2002 la Red en Defensa del Maíz y en 2007 la Campaña Sin Maíz no hay País, que ha realizado serios estudios científicos, y que, desde hace más de cuatro años litiga en los tribunales para demostrar el peligro que representan los transgénicos para el patrimonio alimentario y ecológico del país, está indignada...